José Manuel García-Margallo, aspirante a presidir el PP, dice en declaraciones a La Gaceta que sale a ganar el congreso y pide un «debate de ideas» al resto de candidatos.
Con 73 años y casi cuatro décadas como diputado, una mitad en Europa y la otra en el Congreso, José Manuel García-Margallo, aspirante a presidir el PP, afronta con una «enorme ilusión» el inicio de la campaña, que considera una oportunidad «histórica» para poner al partido «a toda velocidad al servicio de España» en un momento en el tiene «mucho talento fuera de los círculos de influencia».
En declaraciones a La Gaceta se muestra esperanzado y dice presentarse en positivo, «no contra alguien», y con las propuestas e ideas que parten de «un conocimiento profundo de Europa y del mundo» y que ya ha dado a conocer antes, durante y después de ser ministro de Exteriores, «un hecho diferencial con el resto de candidatos».
Margallo confía en que los militantes voten «sin directrices de nadie» y «de acuerdo a su saber y entender» y asegura que sale, sin duda, a ganar porque sino no se presentaría. Pero si no vence, apoyará al candidato que presente el programa «más parecido» al suyo.
Quiere debates «de ideas» con el resto de los candidatos en los que se hable de los retos de España porque es «un terreno que le favorece», aunque la Comisión Organizadora del Congreso extraordinario lo ha descartado finalmente, y no cree que tenga un principal rival, pese a su enfrentamiento público con Soraya Sáenz de Santamaría. «Está todo muy abierto y es difícil hacer un pronóstico», dice el exministro.
Sobre la exvicepresidenta dice que es su «adversaria, no su enemiga». Sus diferencias con ella siempre tuvieron como epicentro la gestión del procés separatista. En varias ocasiones la culpó de tomar «decisiones equivocadas» y de ser «la única responsable» de todas las decisiones estratégicas. Incluso llegó a decir que iba a hacer «todo lo posible» para impedir que Sáenz de Santamaría ocupara la portavocía del PP en el Congreso y comparó su poder con el de Godoy.
Cataluña es uno de los temas a los que ha dedicado más tiempo y más le preocupan. Todos recuerdan su debate, siendo titular de la cartera de Asuntos Exteriores, con Oriol Junqueras, hoy preso en la cárcel de Estremera, en el que dijo que una declaración unilateral de independencia suponía la propia «autoexclusión» de Cataluña de la Unión Europea y apeló en varias ocasiones a los sentimientos de estima hacia la región.
Asegura que se está ante «un proceso degenerativo» que exigió una intervención quirúrgica que se hizo, a su juicio, «demasiado tarde y fue demasiado débil», y que ahora el primer paso para llegar a una solución es «no equivocarse en el diagnostico». «Es un pulso que un gobierno democrático no puede perder», afirma.
Su diagnóstico es claro: los líderes separatistas continuarán en el «desafío constante» con el único límite de «no pisar una raya que les lleve a la cárcel». Cree, por tanto, que van a seguir calentando el ambiente porque su objetivo es «ir ganando base social» y convocar unas elecciones en un momento en el que crean que pueden conseguir un porcentaje de voto superior al 50 por ciento. Esto podría ser cuando se retomen los juicios a los dirigentes separatistas y se aviven las emociones. «A partir de ahí seguirán dando la batalla internacional para ser reconocidos fuera», finaliza.
Margallo se enfrentará a cinco candidatos -Pablo Casado, Maria Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría, Juan Ramón García Hernández y Elio Cabanes-. El 5 de julio se celebrará la primera vuelta con la votación de los militantes en dos urnas: una para los candidatos y otra para elegir a los compromisarios del congreso. Tras esa vuelta solo quedarán los dos más votados para disputarse el liderazgo en el cónclave del 20 y 21 del mismo mes y serán los compromisarios los que tengan la última palabra.
