La mujer maltratada ya no tendrá que presentar una denuncia para acceder a las ayudas sociales y para recibir acompañamiento.
1.000 millones de euros. Ese será el presupuesto destinado a luchar contra la violencia doméstica ante la inminente aprobación de un nuevo pacto de Estado contra la violencia de género.
El pacto contará con un paquete de 200 nuevas medidas entre las que se incluye la reforma estrella de este acuerdo: la modificación del artículo 17 de la Ley Integral contra la Violencia de Género que define la acreditación de consideración de víctima.
Por ello, y gracias a este cambio, la mujer maltratada ya no tendrá que presentar una denuncia para acceder a las ayudas sociales y para recibir acompañamiento.
Otra de las propuestas es la de la creación de unidades de apoyo en los Ayuntamientos para identificar a las víctimas y para ayudarles a dar el paso de denunciar. De esta forma, recuperan las competencias en violencia doméstica que les arrebató el Partido Popular con la ley del régimen local.
También se producirán nuevas reformas judiciales. Una de las más importantes según los firmantes del pacto es que la confesión del maltratador ya no será un atenuante con la que podrá rebajar su pena.
Además, los jueces tendrán ahora la potestad de suspender el régimen de visitas en los casos de violencia doméstica. Y no sólo eso, porque también se prohibirán las visitas a la cárcel de los hijos al padre maltratador condenado.
No obstante, en este acuerdo no se ha incluido finalmente una de las reivindicaciones más sonadas de las asociaciones de mujeres: que se elimine el artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que dispensa a la víctima de declarar contra su agresor.
Sanciones administrativas para los clubes deportivos que permitan y consientan la apología de la violencia de género o contenidos específicos dentro de los colegios sobre igualdad son otras de las medidas que recoge este acuerdo.
Aunque el acuerdo no está zanjado y podrían incluirse nuevas modificaciones. Podemos, ERC, PNV, el PDeCAT o Compromís son sólo algunos de los partidos que han repetido, por activa y por pasiva, que «esto no se ha acabado» y que aún quedan algunos flecos como la redefinición del concepto de violencia doméstica.
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