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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Santiago Espot explota: ‘El yihadismo quiere aniquilarnos’

Espot, presidente de ‘Catalunya Acció’ y condenado por organizar la pitada al Himno Nacional, también carga contra la politización de la manifestación de Barcelona: «una vergüenza que olvidó a las víctimas y omitió el peligro del radicalismo islámico».

‘L’enfant terrible’ del independentismo, Santiago Espot, ha estallado. ¿El motivo? La manifestación del pasado sábado en Barcelona, donde, a juicio de Espot, el independentismo “desperdició una ocasión inmejorable para dar una muestra al mundo de una concepción madura y realista de uno de los principales peligros que amenazan hoy las sociedades occidentales: el terrorismo yihadista”.

Espot, un viejo conocido de los platós de televisión, donde durante algunos años fue la única voz del independentismo catalán. Hace ya doce años que constituyó ‘Catalunya Acció’, una organización de corte “independentista radical” –según sus propias palabras- que actuó prácticamente en solitario hasta 2010, fecha de la primera gran manifestación independentista.
Delataron a más de 3.000 comerciantes que sólo rotulaban en castellano y está condenado por la pitada al Himno Nacional y al Rey. Acudió al juzgado, al contrario Artur Mas, Joana Ortega o Francesc Homs, sólo con su abogado. Nadie le acompañó, nadie se solidarizó con él. Es incómodo para los suyos, y lo es por decir cosas como que en la manifestación de Barcelona sobraba cartelería buenista y faltaba un mensaje: «Contra el yihadismo que quiere aniquilarnos”.

Contra el olvido a los muertos

Denuncia que el acto presentó a los terroristas “como víctimas de nuestra impotencia para integrarlos en nuestra sociedad. Estamos llegando al paroxismo naïf de preguntarnos que hacemos nosotros mal con una gente que quiere masacrar hacerte a base de cuchilladas o hachazos. Los mensajes de responsabilidad compartida, acusando la sociedad catalana y por extensión la civilización occidental, de no hacer lo suficiente para integrar a los recién llegados y alejarlos del terrorismo, son intolerables para injustos y demagogos”.

La manifestación, lamenta, debía servir de “homenaje a las víctimas y condena absoluta del terrorismo islamista”, y sin embargo se convirtió en “un flagrante olvido a los muertos de las Ramblas de Barcelona y Cambrils, en un revoltijo de reivindicaciones y eslóganes que poco o nada tenían ver con el lógico y loable objetivo primero del acto”, algo que tacha de “vergüenza nacional”.

Reclama una Declaración Unilateral de Independencia, pero al mismo tiempo denuncia al “independentismo mayoritario” que omite “irresponsablemente y peligrosamente, cualquier condena de la barbarie yihadista perpetrada por el integrismo islámico”. Y recuerda, sacudiéndose la corrección política, que el yihadismo “quieren imponernos un modelo de sociedad donde, entre otras cosas, la mujer es tratada como un simple animal reproductor”.

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