El copresidente de la ECR, el profesor Ryszard Legutko, recibió este miércoles de las manos del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, el prestigioso premio János Hunyadi como agradecimiento por tantos años en defensa de los valores europeos y de la identidad cristiana de Europa. A la ceremonia acudió el eurodiputado de VOX Hermann Tertsch, que valoró los «discursos demoledores» sobre la perversión «del proceso totalitario de la deriva socialdemócrata de la UE».
Legutko agradeció al jurado el galardón y también las palabras del primer ministro, Viktor Orbán. «El premio me lo dieron por proteger los valores y la libertad europeos. Esta afirmación presupone que los valores europeos y la libertad están hoy amenazados y necesitan protección. Esta presuposición es correcta», aseveró en su discurso, antes señalar que «el concepto de Europa ha sido colonizado políticamente y purgado de su significado más profundo y completo».
Además, recordó cómo la élite europea se opuso «histéricamente» —añadió— a cualquier mención del cristianismo en el preámbulo del Tratado de la UE: «El reflejo anticristiano sigue siendo un componente esencial de la mentalidad de la UE. Esto tiene más consecuencias. También afirma representar los valores europeos, por ejemplo, la democracia y la libertad. La afirmación implica que cualquier cosa que haga la UE defiende la democracia y la libertad, y quien se oponga a la UE en ese sentido, está restringiendo la democracia y la libertad. Es similar a un argumento que recuerdo de mi juventud bajo el régimen comunista. Los comunistas entonces dijeron: como el comunismo es para el bien del pueblo, quien se oponga a él está en contra del bien del pueblo. «El error de este argumento es que el hecho de que tengamos o no democracia o libertad no depende de quién esté en el poder, sino que debe evaluarse según criterios objetivos», afirmó Ryszard Legutko.
En este sentido, declaró que «no hace falta mucha inteligencia y conocimientos para ver que la democracia y la libertad están menguando en la UE» y que la Comisión Europea, formada por funcionarios no electos, en su mayoría mediocridades que no rinden cuentas, «es cualquier cosa menos democrática». «Igualmente deficiente es el Parlamento Europeo, que está formado por personas que son elegidas pero que son casi completamente irresponsables (…). El TJUE es un organismo altamente politizado que ya no está interesado en la Justicia, sino en implementar el proyecto europeo y deslegitimar a sus críticos. El Consejo representa a los estados pero tiene su jerarquía, y el sistema que instaló el Consejo protege esta jerarquía, donde los grandes tienen cada vez más que decir mientras que los socios más débiles no tienen más opción que obedecer».
En cuanto a la libertad, la situación en Europa —y en el mundo occidental en general— «se ha deteriorado dramáticamente en las últimas décadas», manifestó, «empezando por la libertad de expresión». «El lenguaje ha sido sometido a una supervisión política e ideológica, reforzada por las sanciones legales contra quienes se atreven a disentir. Los tentáculos de este control van mucho más allá de las palabras y afectan prácticamente a todos los ámbitos de la vida pública y privada».
El resultado de todo, a juicio del profesor, es «singularmente deprimente» porque «hemos llegado a vivir en una mentira». «Casi sin darnos cuenta, nos hemos encontrado en un mundo en el que la verdad está a punto de desaparecer, impotente ante un lenguaje mendaz. Libertad ya no significa libertad sino conformidad; pluralismo significa la tiranía de lo políticamente correcto; democracia significa un gobierno unipartidista de facto, etc. En mi país, durante los últimos meses, hemos estado experimentando una especie de gangsterismo político, pero esto ha sido aclamado como el restablecimiento del Estado de derecho. Si lo que sucede en Polonia se califica ampliamente como la restauración del Estado de derecho, entonces está claro que hoy la mentira no tiene límites y el lenguaje se ha corrompido tanto que ha perdido todo poder descriptivo«.
Legutko denunció además que la izquierda «ha monopolizado la UE» y que la ha convertido en una «corporación». «Una vez que el proyecto europeo se despidió de Europa en el sentido propio de la palabra, la Unión se convirtió en una construcción absolutamente artificial, desprovista, como toda corporación, de cualquier vínculo con la experiencia histórica».
Y criticó que la UE sea «hábil» a la hora de imponer su voluntad a los Estados miembros «más débiles», y manifestó que hoy en el mundo de la política hay dos grupos: «Aquellos que distribuyen poder y prestigio y aquellos que pueden o no recibir algo de este prestigio. Para los países de nuestra región, Europa central y oriental, este es un camino hacia la servidumbre. Y creo que lo mismo ocurre con otras partes de Europa».
El copresidente del ECR llamó a «encontrar fuentes alternativas» que inspiren el comportamiento de los conservadores y proporcionen otros modelos a seguir. «Como entidad histórica y cultural, Europa tiene muchas fuentes y modelos a seguir. Entre ellos se encuentran ciertamente grandes figuras heroicas como János Hunyadi, personas destacadas que marcaron la diferencia y cambiaron el curso de la Historia».
Para concluir, reiteró que recuerda vívidamente que la memoria de los héroes nacionales «jugó un papel importante» a la hora de inspirar la oposición al régimen comunista. «En nuestra situación actual, también pueden conmover nuestros corazones y mentes en la dirección correcta. La mayoría de nosotros no estamos destinados a ser el János Hunyadi de hoy, pero muchos de nosotros podemos negarnos a vivir en una mentira. «Todos nosotros deberíamos poder rechazar el comercio de soberanía por prestigio falso», concluyó.
