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MIENTRAS PERSIGUEN A PAÍSES COMO HUNGRÍA

Las instituciones de Bruselas imponen la ideología ‘woke’ y la bandera LGTBI a todos los europeos

Bandera LGTBI en un paso de peatones de Bruselas. Twitter

La Comisión Europea persigue hoy a Hungría por especificar en su Constitución que el matrimonio es una unión «entre un hombre y una mujer», añadir que «la madre es una mujer y el padre es un hombre» y por prohibir que se hable sobre orientación sexual en escuelas y medios de comunicación, respetando el derecho que corresponde a las familias a decidir la educación de sus hijos.

Dicha persecución ha llevado a Bruselas a quitar a los estudiantes universitarios húngaros la posibilidad de participar en el programa Erasmus o Erasmus+ por el Reglamento sobre condicionalidad del Estado de derecho. Considera la CE que las reformas legislativas impulsadas por el Ejecutivo de Viktor Orbán —avalado por el respaldo de la gran mayoría de los húngaros— vulneran las «leyes europeas».

Mientras, en el mes del lobby LGTBI las instituciones europeas imponen en edificios (y perfiles) oficiales la bandera arcoíris. Así, el Servicio de Acción Exterior de la UE prioriza la temática LGTBI en su página web y en su perfil en redes sociales. «La EEAS se suma a otras instituciones y organizaciones en la celebración del Mes del Orgullo. Este mes está dedicado a conmemorar a las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersexuales y queer», afirma el organismo.

En este sentido, el jefe de la delegación de VOX en el Parlamento Europeo, Jorge Buxadé, denuncia que «las oligarquías imponen la ideología woke del lobby con dinero de todos los europeos».

No es la primera vez que las instituciones de Bruselas imponen su ideología a todos los europeos. En redes se puede comprobar cómo cada año comparten encuentros, actos y sobre todo propaganda de un lobby subvencionado tanto por los gobiernos nacionales (salvo precisamente en países como Hungría) como por la UE.

El año pasado el Parlamento Europeo, en cuyas instalaciones se mostró en mayo una exposición blasfema en la que se mezclaban imágenes de Jesucristo con temática LGTBI y sadomasoquista, pidió a la propia Comisión «redoblar sus esfuerzos y acciones para garantizar los derechos LGTBI» en Hungría, intensificando el acoso y la persecución a un país que defiende su soberanía nacional y su identidad sin imposiciones globalistas. Pero el Gobierno de Viktor Orbán no cede.

En el discurso anual sobre el estado de la nación del mes de febrero, el jefe del Ejecutivo reiteró que «los niños son sagrados» para su Gobierno «y corresponde a los adultos protegerlos a toda costa». No nos importa que el mundo se haya vuelto loco. No nos importa a qué aberraciones repelentes se entregan algunas personas. No nos importa cómo Bruselas excusa y explica lo inexplicable. ¡Esto es Hungría!», manifestó.

«La propaganda de género no es sólo una travesura entretenida, no sólo una charla arcoíris, sino la mayor amenaza que acecha a nuestros hijos. Queremos que a nuestros hijos se les deje en paz, porque ya basta. Este tipo de cosas no tienen cabida en Hungría, y especialmente en nuestras escuelas», añadió Orbán.

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