El expresidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Diego Arria, afirmó que Estados Unidos continúa subestimando la presencia y el rol de Rusia en el continente americano, un avance que, de no ser detenido, convertirá a Nicaragua y Venezuela en colonias de Rusia.
Nicaragua y Venezuela han estrechado sus lazos con el Kremlin desde hace un tiempo, en un abierto desafío a Estados Unidos, que ha sancionado a ambos regímenes por corrupción y violaciones a los derechos humanos. El Parlamento nicaragüense ratificó recientemente el decreto que había sido aprobado por Daniel Ortega y que permite el ingreso de tropas extranjeras a Nicaragua con fines humanitarios.
En el caso de Rusia, el decreto establece que las tropas del Kremlin podrán realizar “operaciones” militares para “combatir” ilícitos y entrenar al Ejército nicaragüense. Además, autoriza el ingreso de naves y aeronaves de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia, y de 230 efectivos militares para permanecer en la nación centroamericana entre el 1 de julio y el 31 de diciembre de 2022.
Mientras las tropas de Venezuela, Estados Unidos, Cuba y México solo tienen autorización para participar en misiones con «fines humanitarios en conjunto con el Ejército de Nicaragua».
El nuevo decreto aprobado por el dictador sandinista ha causado inquietud en tiempos de guerra entre Rusia a Ucrania, y tras el anuncio del Kremlin en televisión nacional sobre el acuerdo aprobado por Ortega y la advertencia a Estados Unidos. “Si los sistemas de misiles estadounidenses casi pueden llegar a Moscú desde el territorio ucraniano, es hora de que Rusia despliegue algo poderoso más cerca de las ciudades estadounidenses”, dijo la periodista oficialista, Olga Skabeeva, sobre el decreto.
Estados Unidos, como se sabe, es uno de los países que ha ayudado con armas a Ucrania para defenderse de la invasión rusa.
Tras la aprobación del ingreso de tropas rusas a Nicaragua, Estados Unidos anunció nuevas sanciones para la Empresa Nicaragüense de Minas [ENIMINAS] y a su presidente, Ruy López Delgado.
ENIMINAS fue creada en 2017 por el régimen Ortega, con fines de participar en la extracción y comercializar el oro nicaragüense, y comercializar también el oro de Venezuela. Y ha dejado enormes ganancias a la dictadura.
Para Arria, Nicaragua y Venezuela podrían convertirse en ciudadelas de Rusia en América si no se detiene el avance del Kremlin, ante la mirada del Gobierno de Estados Unidos. “¿Qué está pasando? No solamente en Nicaragua, ya lo están haciendo en Venezuela donde hay consultores militares rusos, equipos militares y por supuesto ahora lo anuncian más descaradamente en Nicaragua. Si en Nicaragua o Venezuela no se detiene esto, se van a convertir en ciudadelas rusas en el propio continente de las Américas y todo esto sucede a la luz del día porque no lo han hecho de una manera escondida. Ahí es donde no entiendo la política del Gobierno norteamericano que ve sin pestañar como un gran enemigo como es Rusia comienza a invadir y posicionarse en territorios tan contiguos al suyo”, subrayó.
En cambio, dijo que los rusos defienden su área de influencia. «La defienden a muerte, incluso de una manera criminal como lo han hecho en Ucrania por el temor a que la democracia ucraniana contagiara a los rusos, pero en el caso nuestro los norteamericanos vienen subestimando el rol de los rusos que se comportan como los soviéticos en el pasado en Cuba, y esto aparentemente no les quita el sueño. Eso me impresiona muchísimo, y esta última declaración sobre Nicaragua es algo que realmente les tiene sin cuidado. Me imagino que habrá algunos dirigentes norteamericanos que de alguna manera reaccionarán”, afirmó Arria.
La invasión rusa, que ya lleva más de tres meses, ha causado devastación en Ucrania y miles de muertos. Sin embargo, pese a los reveses que ha sufrido Moscú en Ucrania en el campo militar y en su economía por las sanciones internacionales, Rusia mantiene estrechas relaciones con las tres dictaduras de la región: Cuba, Venezuela y Nicaragua
“Para mí es muy claro, Rusia ha pasado a convertirse en un paria internacional, cada vez más aislado en sus relaciones con el mundo, incluso no pueden ni volar por el espacio europeo. La semana pasada vimos como en Serbia, que es un país muy inclinado a Putin, no pudo llegar el canciller ruso porque no le permitieron el paso”, apuntó Arria.
