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ABRAZA TOTALMENTE LA AGENDA 2030

Petro delata el plan de la izquierda iberoamericana para permanecer en el poder

El candidato a la presidencia de Colombia, Gustavo Petro
El presidente de Colombia Gustavo Petro. Reuters

El pasado 2 de enero con motivo de la toma de posesión de Lula da Silva, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, ofreció unas declaraciones desde Brasilia en las que afirmó que “si repetimos la fórmula de la primera ola rosa, el fracaso será estrepitoso”. Así lo tituló el periódico Folha de Sao Paulo.

En dicha entrevista, Petro explica cuál debe ser la estrategia del Foro de Sao Paulo para permanecer en el poder y que no ocurra lo mismo que sucedió a principio de los 2000, cuando el Foro retrocedió de tener catorce presidentes en ejercicio a solo cuatro.

Según Petro, la primera “ola rosa” fracasó por no haber abrazado suficientemente al progresismo.  El secreto para no perder el poder ahora es justamente alinearse de frente con el progresismo mundial.

El presidente de Colombia explica que “desde el lado colombiano, vemos el potencial de la región para ser un referente del progresismo en el mundo. Quizás los movimientos latinoamericanos recién elegidos no se dieron cuenta, pero el mundo nos está mirando hoy. Tenemos responsabilidad. Antes éramos nosotros los que mirábamos a Europa o incluso a China. Hoy miran a Gabriel Boric, a mí, a Lula, a Andrés Manuel López Obrador. Si fallamos, falla el progresismo mundial. Por eso me parece necesario construir un discurso nuestro para el siglo XXI y para la humanidad”.

¿Y a qué se refiere Petro con un discurso progresista? Pues a todos los postulados contenidos en la Agenda 2030, es decir, ecologismo radical, abandonar la explotación petrolera y otras fuentes eficientes de energía, promover la inmigración ilegal, el feminismo, la ideología de género, el aborto y la legalización de las drogas. Es decir, una visión atea y materialista del ser humano, alejada de la cultura judio cristiana occidental.

“Es necesario construir una nueva agenda, con la Amazonía como eje central, con reformas agrarias basadas en el conocimiento y en la descarbonización. Entonces tendremos un discurso progresista que pueda ser universal, que pueda ser la salida de América Latina de su atraso y que nos transforme en un faro mundial del progresismo”, señaló Petro en la entrevista.

Para justificar su discurso, el mandatario colombiano alega que la “extrema derecha” se construye sobre tres tipos de miedo, el miedo a la mujer, el miedo a la inmigración y la negación de la crisis climática. Y por supuesto, insistió en su argumento para legalizar el consumo de drogas.

“El narcotráfico -afirma- es un sistema cada vez más internacional, y las políticas aisladas no sirven de nada. Estamos ante una situación mil veces peor que la de la época de Pablo Escobar, cuando perseguíamos a los jefes del narcotráfico y creíamos que estaba resuelto, y nunca lo estuvo. No es por ese lado, no es por la represión. Es necesario despenalizar al pequeño productor, sustituir cultivos y tratar internacionalmente estas redes. La política de represión y de guerra contra las drogas ya no funciona”, declaró.

A su regreso del Brasil, Petro garantizó que la ideología de género se convertirá en política institucional de Colombia. Para ello ha creado el Ministerio de la Igualdad nombrando encargada del mismo a la vicepresidente de Colombia, la líder abortista Francia Márquez. Este nuevo organismo funcionará de manera idéntica al Ministerio de la Igualdad de España, dirigido por Irene Montero.

Como ocurre con estos presidentes izquierdistas, mientras se concentran en imponer sus ideologías el mundo real se les desploma siempre en detrimento de sus pueblos. Y es que Colombia, de ser uno de los países iberoamericanos más estables, ha cerrado el año con el cuarto nivel más alto de inflación en la región.

Esto es apenas el comienzo de una espiral descendente para la nación neogranadina, a menos que los colombianos le pongan freno a los disparates ideológicos de Gustavo Petro.

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