El pasado lunes se cumplieron 100 días de cautiverio para los rehenes israelíes secuestrados por los terroristas palestinos de Hamás. Israel cree que todavía quedan 136 personas vivas en mano del grupo criminal. También este lunes aparecía un vídeo distribuido por los terroristas en el que se apreciaban los cuerpos sin vida de dos de los secuestrados: Yosi Sharabi, de 53 años, e Itay Svirsky, de 38.
En la grabación también aparecía la joven rehén Noa Argamani, de 26 años, raptada durante la celebración del festival de música electrónica que culpaba a los ataques israelíes de la muerte de sus compañeros. Las imágenes eran la segunda parte de un macabro juego iniciado por Hamás el día anterior, cuando distribuyeron imágenes de los tres con una ruleta que pasaba sobre sus imágenes y preguntando a sus familias si estarían vivos o muertos antes de hacer público el fatal desenlace de los dos hombres.
Con el fin de presionar a Hamás, y ante la falta de acuerdo de Europa para fijar una postura común sobre Israel —entorpecida, sobre todo, por el Gobierno de España—, algunos gobiernos europeos han empezado a conceder pasaportes de sus respectivas nacionalidades para proporcionar a estos ciudadanos israelíes la protección que otorga serlo también de sus Estados. En concreto, Hungría y Alemania han sido los primeros en emitir pasaportes a algunos de los rehenes judíos, según ha publicado este martes en exclusiva el medio The Jerusalem Post.
Algunos de los secuestrados que han recibido pasaportes alemanes y húngaros ya han sido liberados aunque a cambio de que Israel también pusiera en libertad a criminales palestinos condenados. Otros de los rehenes que ya cuentan con la ciudadanía húngara y alemana, sin embargo, siguen retenidos, y tanto Hungría como Alemania han rechazado hacer más declaraciones al respecto para no perjudicar su posible liberación.
La doble nacionalidad podría desempeñar un papel importante en las complejas negociaciones para rescatar a los rehenes. De hecho, existe un precedente reciente con el opositor iraní Ahmadreza Djalali, médico y profesor del Instituto Karolinska de Estocolmo encarcelado por el régimen de los ayatolás acusado de espionaje por oponerse al Gobierno. Suecia le concedió en 2018 la ciudadanía y de momento no ha sido ejecutado a pesar de que está condenado a muerte.
Por su parte, el debate de este martes en el Parlamento Europeo sobre la situación en la Franja de Gaza, ha vuelto a evidenciar la división entre los partidos de la Eurocámara para fijar una postura sobre Hamás. En concreto, se debatía una resolución presentada por los grupos de izquierda para pedir un alto el fuego permanente en Gaza. Las formaciones en las que está integrada la ultraizquierda española exigen a Israel que «ponga fin a toda acción que constituya un ataque indiscriminado contra civiles» insistiendo en que no puede infligir un «castigo colectivo» a la población de la Franja de Gaza.
Los grupos conservadores se han opuesto a votar de manera favorable la resolución alegando que «en algún momento hay que tomar una decisión y decir ‘no’ a quienes asesinan mujeres, homosexuales, judíos y cristianos y niegan el derecho a existir de Israel».
