Alex Kriel, fundador del grupo prolibertad y antitotalitarismo Thinking Coalition, y David Bell, especialista en salud pĆŗblica y ex oficial cientĆfico y mĆ©dico de la Organización Mundial de la Salud, acaban de denunciar el engaƱo gigantesco de las autoridades australianas al encubrir los resultados altamente preocupantes de los estudios preclĆnicos en animales de experimentación realizados por Pfizer y presentados en enero de 2021 ante la Agencia del Medicamento de ese paĆs. Unos datos que revelan una eficacia escasa y efĆmera de la vacuna ARNm BNT162b2 frente al COVID-19 y tambiĆ©n daƱos irreparables en el embarazo. A pesar de esta evidencia experimental desfavorable, el gobierno australiano no vaciló en trasladar a la población el mensaje falsamente tranquilizador de que las vacunas eran Ā«seguras y eficacesĀ», a sabiendas de que no lo eran.
Las vacunas contra el COVID-19 fabricadas mediante una tecnologĆa de ARN mensajero nunca antes utilizada en la historia de la medicina se lanzaron a nivel mundial a principios de 2021 con la divisa de Ā«seguras y eficacesĀ». De manera totalmente insólita para un medicamento novedoso, estas vacunas fueron recomendadas por las autoridades sanitarias en mujeres embarazadas sin comprobación previa de su perfil teratogĆ©nico (potencial de anomalĆas permanentes en la estructura o función del embrión o el feto, restricción de su crecimiento o muerte). A finales de 2021, las mujeres trabajadoras de Australia y tambiĆ©n de otros paĆses, incluidas las embarazadas, estaban siendo despedidas por rechazar la vacunación. Aquellas que se vacunaron lo hicieron confiando en las autoridades, asumiendo que las vacunas ARNm no habrĆan sido aprobadas sin una garantĆa manifiesta de seguridad.Ā Si alguna finalidad tienen las agencias reguladoras, la mĆ”s decisiva si cabe es la protección de la población. Si un medicamento sometido a evaluación resulta finalmente autorizado, se sobrentiende que su uso en humanos es seguro.
Recientemente, un minucioso y exhaustivo informe de evaluación preclĆnica de la vacuna BNT162b2 [mRNA] (COMIRNATYTM) presentado por Pfizer en enero de 2021 a la Administración de Productos TerapĆ©uticos (TGA) de Australia, ha sido pĆŗblicamente difundido bajo una solicitud de Libertad de Información (FOI).Ā El informe contiene nueva e importante información que habĆa sido suprimida por la TGA y por Pfizer.Ā Gran parte de esta información ahora revelada se relaciona directamente con los problemas de seguridad en el embarazo y el impacto en la fertilidad de las mujeres.Ā Aunque el informe completo merece una lectura detenida por su relevancia, se destacan aquĆ los cuatro puntos clave:
- La rÔpida disminución de anticuerpos y células T después de una segunda dosis en monos de experimentación;
- Estudios de biodistribución (publicados anteriormente en 2021 a través de una solicitud de Libertad de Información en Japón);
- Datos sobre el impacto en la fertilidad en ratas;
- Datos sobre anomalĆas fetales en ratas.
En cuanto al primer punto, serĆ” suficiente con citar el propio informe: Ā«Los anticuerpos y las cĆ©lulas T en monos disminuyeron rĆ”pidamente durante cinco semanas despuĆ©s de la segunda dosis de la vacuna BNT162b2, planteando una preocupación sobre la inmunidad a largo plazoĀ».Ā Este punto indica que los reguladores debĆan haber anticipado una rĆ”pida disminución en la eficacia de esta vacuna y tenĆan que haber sabido desde un primer momento que era muy poco probable que la pauta inicial de dos dosis confiriera inmunidad duradera y que, por tanto, se iban a necesitar mĆŗltiples dosis repetidas.Ā Sin embargo, esta previsión de fracaso de las vacunas ARNm no ha sido seƱalada sino hasta hace solo escasas semanas, en febrero de 2023, en un cĆ©lebre artĆculo autoexculpatorio publicado en la revista New England Journal of Medicine por el Dr. Paul Offit, miembro destacado del ComitĆ© Asesor sobre Vacunas de la FDA que habĆa recomendado su autorización inicial, y tan solo un mes antes tambiĆ©n por el Dr. Anthony Fauci, exdirector de los NIAID de EEUU y exasesor mĆ©dico jefe de la Casa Blanca para la respuesta frente al COVID-19.
EstĆ” claro que los reguladores, las compaƱĆas farmacĆ©uticas y los gobiernos sabĆan que la inmunidad inducida por la vacuna disminuĆa muy rĆ”pidamente, un extremo confirmado despuĆ©s en el mundo real con una eficacia contra la infección reducida a cero.Ā En consecuencia, la cifra de un 95% de eficacia en el ensayo clĆnico de Pfizer no debió alcanzar nunca la significación clĆnica que se le concedió, ya que era esperable una rĆ”pida disminución de la inmunidad generada por la vacuna.Ā Del mismo modo, el concepto de una pauta de dos dosis era inexacto ya que hubieran sido necesarios probablemente innumerables refuerzos ante la rĆ”pida disminución observada a nivel experimental de anticuerpos y de cĆ©lulas T.
Pero los tres elementos restantes del informe de Pfizer hecho ahora pĆŗblico deberĆan generar una alarma poderosa respecto del funcionamiento de los sistemas de regulación del uso de medicamentos.Ā El primero de ellos, conocido desde 2021, se refiere a estudios de biodistribución de nanopartĆculas lipĆdicas en ratas, utilizando como marcador la enzima luciferasa que sustituye a la vacuna de ARNm.Ā El estudio demostró que la vacuna viajarĆa por todo el cuerpo despuĆ©s de la inyección, puesto que la localización de las nanopartĆculas transportadoras no se restringe solamente al lugar de la inyección sino que se encuentran en todos los órganos analizados, con una alta concentración en ovarios, hĆgado, glĆ”ndulas suprarrenales y bazo.Ā Las autoridades que aseguraron a las personas vacunadas a principios de 2021 que la vacuna se quedaba en el brazo, en contra de lo que ya se sabĆa, no estaban siendo honestas.
Para el anĆ”lisis del impacto sobre la fertilidad y las anomalĆas fetales, Pfizer realizó un estudio en 44 ratas cuyos resultados se resumen en estas dos evidencias fundamentales: la pĆ©rdida de óvulos fecundados antes de la implantación y el nĆŗmero de anomalĆas fetales. En ambos casos, las mĆ©tricas fueron significativamente mĆ”s altas para las ratas vacunadas que para las ratas no vacunadas. La tasa de pĆ©rdida de embriones previa a la implantación en ratas vacunadas (9.8%) es mĆ”s del doble que en el grupo control no vacunado (4%). Esta duplicación en la pĆ©rdida de embarazos deberĆa haber significado una seria seƱal de seguridad. En lugar de tomarlo asĆ, los autores del informe ignoraron estos resultados a pesar de que la vacunación se asociaba con el doble de daƱo que en el grupo control.
Un patrón similar se observó en el caso de las malformaciones fetales, presentando el grupo vacunado una mayor tasa de anomalĆas para cada una de las 12 categorĆas estudiadas: solo se detectaron dos anomalĆas en el grupo control frente a 28 en el grupo experimental. Al igual que con el aumento de las pĆ©rdidas de embarazo, Pfizer simplemente ignoró la tendencia y comparó los resultados con datos históricos mĆ”s favorables de otras poblaciones de ratas. Nuevamente se ignoró la naturaleza del diseƱo del estudio de casos y controles para ocultar los resultados negativos encontrados.
Estos datos muestran que no habĆa ninguna base para afirmar que la vacuna era segura durante el embarazo. La concentración de nanopartĆculas lipĆdicas en los ovarios, el doble de pĆ©rdida de embarazos y el aumento de anomalĆas fetales indican que la designación de una etiqueta de seguridad durante el embarazo era contraria a la evidencia disponible. Lo que implica que la información facilitada por los gobiernos sobre una vacuna ‘segura y efectiva’ no solo no fue exacta, sino que fue totalmente engaƱosa con respecto a los datos de seguridad disponibles.
La clasificación de estos medicamentos como Ā«vacunaĀ» supone la exención de practicar los ensayos de seguridad exigibles en el resto de productos terapĆ©uticos. Históricamente, los nuevos medicamentos, especialmente aquellos que nunca antes han sido utilizados en humanos, requieren pasar una evaluación muy rigurosa para poder ser autorizados. Las vacunas, sin embargo, tienen una exigencia menor que el resto de los medicamentos. Al clasificar las inyecciones de ARNm como Ā«vacunasĀ», se blindó su autorización por las agencias reguladoras bajo requisitos de seguridad significativamente menos estrictos. De hecho, estos productos de terapia gĆ©nica de ARNm (el tĆ©rmino mĆ”s adecuado para su definición) funcionan mĆ”s bien como medicamentos que como vacunas, ya que modifican el funcionamiento interno de las cĆ©lulas en lugar de estimular una respuesta inmune contra un antĆgeno. Etiquetar estos productos de terapia gĆ©nica como Ā«vacunasĀ» implica que todavĆa hoy no se hayan realizado los estudios de genotoxicidad y carcinogenicidad que normativamente se requieren en otros medicamentos.
El informe de evaluación de Pfizer, que solo se ha publicado despuĆ©s de una solicitud de Libertad de Información, es extremadamente inquietante. Revela que las autoridades conocĆan los principales riesgos de la vacunación ARNm contra el COVID-19, al tiempo que tranquilizaban a la población diciendo que era segura. El hecho de que los principales medios de comunicación hayan ignorado por completo los datos recientemente publicados deberĆa auspiciar el principio de mĆ”xima precaución frente a los mensajes oficiales de salud pĆŗblica en materia de vacunación contra el COVID-19.
Pero lo mĆ”s relevante de todo esto es que los datos no respaldaban de ninguna manera la conclusión de que la vacuna era ‘segura’ con respecto al embarazo; hubiera sido mucho mĆ”s exacto decir ‘peligrosa’. Las garantĆas de seguridad ofrecidas desde el primer dĆa fueron, por tanto, completamente engaƱosas a la luz de los datos de toxicidad divulgados ahora gracias a una solicitud de Libertad de Información. Las autoridades reguladoras sabĆan que los estudios en animales mostraban importantes seƱales de alarma con respecto a las pĆ©rdidas de embarazo y las anomalĆas fetales, en consonancia con la distribución sistĆ©mica del ARNm que tambiĆ©n han estado ocultando al pĆŗblico. Pfizer decidió no realizar un seguimiento estrecho de los embarazos incluidos en los ensayos clĆnicos promovidos por la compaƱĆa, a pesar de las altas tasas de aborto espontĆ”neo observadas en la minorĆa de casos monitorizados. Y sin embargo, el fabricante de la vacuna y las autoridades sanitarias eludieron malĆ©volamente declarar lo que resultaba inexcusable y Ć©ticamente indispensable, es decir, que en base a los graves problemas de eficacia y seguridad de las vacunas ARNm, la administración de estos productos en mujeres en edad fĆ©rtil y mujeres embarazadas conlleva un alto riesgo y no estĆ” bajo ningĆŗn concepto justificada.
Las consecuencias de esta actuación nefasta para el bienestar y la fertilidad de las mujeres, a quienes desde instancias gubernamentales se recomendó la vacunación COVID-19 sin importar los riesgos para el embarazo, no han tardado en manifestarse con crudeza. Las tasas de natalidad, en descenso durante los Ćŗltimos aƱos, han experimentado una disminución aĆŗn mĆ”s pronunciada en 2022. Durante ese aƱo, la natalidad en Reino Unido ha caĆdo un 11.9 % en comparación con la de 2021, siendo muy significativo y relevante que el inicio de este descenso coincida con el pico de primeras vacunaciones (octubre 2021), asĆ como que las mujeres mĆ”s ricas y mĆ”s vacunadas sean las que estĆ©n teniendo menos hijos. Las tasas de natalidad a la baja en 2022 se extendieron tambiĆ©n por toda Europa, oscilando entre -1.3 % en Francia y -18.8 % en RumanĆa, con una disminución de mĆ”s del 4 % en 15 paĆses y mĆ”s del 10 % en siete (en EspaƱa la natalidad ha caĆdo un 7.4 %), siendo sus causas potenciales un conjunto de factores como infertilidad, aumento de abortos espontĆ”neos, abortos inducidos y mortinatos. Resulta muyĀ significativo que en muchos paĆses el comienzo del descenso en la tasa de natalidad tuviera lugar en un lapso de nueve meses desde el lanzamiento de la campaƱa de vacunación.
Si bien estos datos no son concluyentes de una relación de causalidad entre vacunas ARNm y daƱo en el embarazo, es evidente que en ausencia de datos sobre los efectos adversos a largo plazo la vacunación COVID-19 en mujeres embarazadas debe ser suspendida mientras se lleva a cabo una investigación exhaustiva sobre su seguridad y hasta que los resultados en animales de experimentación, asĆ como durante el desarrollo fetal en mujeres embarazadas, demuestren de manera firme e inequĆvoca que los beneficios son claramente superiores a los riesgos tanto en las madres como en los niƱos por nacer.
AdemĆ”s del encubrimiento de los efectos adversos sobre el embarazo descritos en los estudios preclĆnicos de Pfizer, el regulador de medicamentos de Australia es reincidente en su actitud de opacidad al haber tambiĆ©n ocultado al pĆŗblico las muertes producidas en varios niƱos por causa de las vacunas, preocupado de que Ā«la divulgación pudiera socavar la confianza del pĆŗblicoĀ». Ā Las muertes encubiertas incluyen a dos niƱos, de siete y nueve aƱos, que sufrieron paros cardĆacos que la Administración de Productos TerapĆ©uticos (TGA) evaluó como causalmente relacionados con la vacunación COVID. La TGA y la administración sanitaria han informado falsa y engaƱosamente a los australianos sobre las muertes notificadas al sistema de vigilancia farmacológica, al descubrirse que existĆan mĆŗltiples informes que la TGA habĆa evaluado como muertes relacionadas con las vacunas pero que no habĆan sido incluidas en los informes de seguridad.
La justificación de que la divulgación de los documentos puede socavar la confianza del público bien pudiera contraargumentarse frontalmente. La falta de transparencia percibida genera desconfianza. Lo último que necesitan las agencias reguladoras es la sospecha pública de que estÔn ocultando muertes ocasionadas por las vacunas. La transparencia total es la única forma de crear y mantener la confianza en las autoridades sanitarias.
Lo que lleva a plantear una Ćŗltima cuestión en clave interna. La Agencia EspaƱola del Medicamento es la responsable ministerial de la autorización de las vacunas frente al COVID-19 en nuestro paĆs y, por lo tanto, debĆa conocer el informe de evaluación de Pfizer que, al igual que su homóloga australiana, tuvo necesariamente que solicitar al titular del producto para proceder a su evaluación y eventual aprobación. Si fuera asĆ, y nada parece desmentir esta hipótesis, Āænos habrĆan mentido tambiĆ©n a los espaƱoles al trasladar la información de una vacuna Ā«segura y eficazĀ» totalmente engaƱosa a tenor de la ausencia alarmante de eficacia y los graves riesgos en mujeres embarazadas, una información que las autoridades sanitarias conocĆan fehacientemente antes de su autorización? ĀæEstarĆan tambiĆ©n encubriendo a la sociedad espaƱola, al igual que el regulador australiano, muertes causalmente relacionadas con las vacunas COVID de entre las mĆ”s de 500 muertes notificadas ya al Sistema EspaƱol de Farmacovigilancia? La observación del principio de transparencia en una cuestión tan seria como la que nos ocupa, en la que estĆ” en juego el prestigio institucional del paĆs, es mĆ”s que nunca una exigencia ineludible. Las implicaciones para la salud y la seguridad pĆŗblicas de un engaƱo tan colosal serĆan de tal calibre que, desde luego, no podrĆan ser eclipsadas. El escĆ”ndalo, sin duda el mĆ”s trĆ”gico e importante de la democracia, harĆa palidecer al conjunto de toda la corrupción secular que lastra a nuestro paĆs. Y no estamos hablando solo de asunción de responsabilidades exclusivamente polĆticas al mĆ”s alto nivel por parte del Gobierno espaƱol. El daƱo ocasionado afecta a miles de vidas y es irreparable. La responsabilidad alcanzarĆa de pleno el Ć”mbito penal.