¿Y si mandas y nadie obedece?

Si la actual crisis catalana es especialmente fascinante, no es solo por lo que presume de ser su núcleo -el supuesto derecho de un territorio a constituirse en Estado independiente-, sino por casi todo lo demás, cosas como qué es eficaz en las guerras de cuarta generación, o cuál es el fundamento último de la ley.

Tenemos, por ejemplo, el titular de apertura de El País: ‘El Gobierno cesará a los altos cargos que no acaten la legalidad’. Es una extraña noticia, ya que debería caer por su peso que no acatar la ley deslegitima automáticamente la acción de cualquier cargo, alto o bajo.
Pero, al mismo tiempo, nos encontramos con una CUP que llama a la ‘desobediencia masiva’, total, y un equipo de TV3 que asegura que si le ponen un nuevo director no le van a hacer caso.
La foto presenta a una desconocida paseando en Barcelona ante una pintada de «Franco ha vuelto», que es la base de la actual narrativa independentista. El sumario nos dice que el Govern no se plantea convocar las elecciones que el Gobierno ha anunciado para Cataluña.
Y ya tenemos el caos montado. Pero para toda Cataluña, que es lo que parecen no entender los secesionistas. Rondando los números de unos y otros el cincuenta por ciento (más/menos), hacer una llamada a la desobediencia es garantizar el caos, porque ni siquiera una República Catalana podría hacer mucho si la mitad que se le opone aprende su estrategia y la aplica. Se puede gobernar con una oposición del 50% y aún mayor, pero no con una desobediencia que se acerque de lejos a esa proporción.

Cuadra igual la portada de ABC, que presenta un montaje con los perfiles de Puigdemont y Junqueras sobre un borroso ejército clónico de tipos con chaqueta: ‘El Gobierno desmontará la red de asesores del separatismo’, toda una casta que ha estado viviendo muy ricamente a costa del movimiento.
De nuevo, El Mundo: ‘Puigdemont se resiste a la convocatoria de elecciones para frenar el 155’. Evito las predicciones, Waterloo de tanto analista, pero preveo que va a ser difícil aplicar nada desde Madrid sin cesar lo antes posible a un Govern que no esconde su estado de abierta rebeldía.

En la foto, Steven Pinker, a quien Cayetana Álvarez de Toledo entrevista. El titular es un entrecomillado que, en cualquier otra circunstancia, sonaría misterioso: «Yo también tuve que marcharme de Quebec». El lenguaje común es siempre necesariamente ambiguo, y ese «tuve que» admite muchas interpretaciones, desde la deportación hasta la mera incomodidad.
En un sumario leemos a Pinker decir que el nacionalismo «es atávico, arcaico y condujo a dos guerras mundiales». Ahora, lo sorprendente es que Pinker se ha hecho famoso básicamente por recordar que lo «atávico y arcaico» estaría en nuestros propios genes y tiene un peso que es forzoso reconocer. De hecho, es de los últimos intelectuales públicos de los que uno esperaría que «atávico y arcaico» fueran meras descalificaciones.

La Razón saca a primera una foto de lo que denomina «antiescrache», sin duda un neologismo necesario en nuestros días. Cosas veredes.
Titular de apertura: ‘Rajoy nombrará a un mando único para aplicar el 155’. El modo de saber si Marhuenda aprueba o no una medida del Ejecutivo es mirar si el sujeto es ‘Rajoy’. En ese caso, la cosa es bien.
 
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