En la estrategia de Occidente para «sacar a Rusia del mundo», por decirlo en los términos usados por algún observador, todos los ojos están fijos en el gigante chino, que ha venido estrechando con Moscú unos lazos que alarman especialmente a Washington. Si Rusia tiene a China, el país más poblado del mundo y segunda potencia económica, el aislamiento de Rusia será siempre bastante relativo e incluso podría, a la larga, traducirse en el fin de la dolarización de la economía mundial.
Ha habido, sin embargo, motivos de alegría en las últimas declaraciones oficiales de China que, lejos de posicionarse inequívocamente a favor de su supuesto aliado, ha reafirmado su compromiso con la soberanía inalienable de Ucrania, en lo que muchos consideran una traición a Moscú.
Es cierto que en las relaciones internacionales no hay amigos para siempre y que todas las alianzas son temporales y condicionales, persiguiendo cada cual su propio interés nacional. Por otra parte, China también ha anunciado que no se unirá a Occidente para imponer sanciones a Rusia, en un acto de equilibrismo diplomático.
La última noticia sobre esta tortuosa relación la revela el New York Times, según el cual China pidió a Rusia que no atacase Ucrania hasta que hubieran concluido los Juegos Olímpicos de Invierno que ha organizado el gigante asiático y que fueron clausurados el 20 de febrero. El Times, que cita fuentes anónimas de la Administración Biden, asegura que China tenía conocimiento siquiera superficial de las intenciones de Putin sobre Ucrania, y le pidió que retrasase sus planes para no coincidir con las competiciones deportivas, que suponían una campaña de prestigio internacional para el régimen de Pekín.
Estas conversaciones coincidieron en el tiempo con la declaración conjunta hecha pública por ambos gobiernos en la que Moscú y Pekín declaraban una asociación que «no tenía límites», al tiempo que denunciaban la expansión de la OTAN y prometían establecer un nuevo orden global con verdadera «democracia».
El intercambio entre funcionarios chinos y rusos fue clasificado por las agencias occidentales, que lo consideraron creíble. Altos funcionarios de Estados Unidos y gobiernos aliados lo transmitieron mientras discutían cuándo podría Putin atacar a Ucrania.
El prestigioso diario asegura, asimismo, que el mismo día de la clausura de los Juegos Putin ordenó aumentar los efectivos que estaban ya tomando posiciones en las repúblicas separatistas del Donbás, Donetsk y Lugansk.
El progresivo acercamiento de China y Rusia ha sido en los últimos años la pesadilla de Washington. Putin y Xi Jinping se han reunido ya 37 veces.
Según el informe que cita el diario, altos funcionarios de Estados Unidos acudieron a sus homólogos chinos para hacerles saber de las intenciones de Putin sobre Ucrania e implorarles que utilizaran su influencia sobre el líder ruso para evitar la operación. China se limitó a contactar con los rusos para contarles que Washington conocía sus planes y que estaban intentando sembrar la discordia entre Pekín y Moscú.
La actitud china es de aparente equidistancia, sin apoyar expresamente a su presunto aliado ruso pero dejando igualmente claro que no va a contribuir a su aislamiento.