«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La consulta para elegir candidato en marzo será fundamental en la carrera presidencial

El uribismo puede ser clave en un gran frente contra Petro y Santos de cara a las presidenciales en Colombia

El expresidente colombiano Álvaro Uribe. Europa Press
El expresidente colombiano Álvaro Uribe. Europa Press

El pasado viernes se concretó en Colombia la llamada «Coalición de la Experiencia» en la que participan los exalcaldes Enrique Peñalosa (Bogotá), Federico Gutiérrez (Medellín) y Alex Char (Barranquilla), la ex gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, el exministro de hacienda Juan Carlos Echeverry, y el senador David Barguil. Anunciaron que recorrerán el país y se someterán a una consulta popular en el mes de marzo para definir un candidato único a la presidencia, que será respaldado por todos.

Este acuerdo incluye a los partidos de la U (del que Toro es presidente) Conservador  (del que Barguil es candidato único) y a buena parte de las facciones que hoy integran el partido Cambio Radical (pues tanto Alex Char como Enrique Peñalosa han contado con el aval de ese partido en elecciones anteriores).

De igual modo, han dejado la puerta abierta para que el candidato del Centro Democrático participe en la consulta de marzo, lo que terminaría de consolidar un bloque sólido en contra de la izquierda radical y del santismo. El expresidente Uribe ya ha invitado a Miguel Uribe, ex secretario de gobierno de Bogotá en el gobierno de Peñalosa (2016-2019), a encabezar la lista de candidatos al Senado, por lo que hay un camino recorrido hacia una coalición amplia que enfrente en las presidenciales a Gustavo Petro y a su vez tenga mayorías en el parlamento colombiano.

La apuesta sería lograr la consulta con más votos para elegir candidato a la presidencia y mover también a las bases de cada partido y movimiento para respaldar las listas a Cámara y Senado, pues hay temor por la movilización que pueden lograr los partidos de izquierda que hoy controlan las alcaldías de las tres ciudades capitales más importantes de Colombia en términos electorales: Bogotá, Cali y Medellín. No en vano, hicieron todo lo posible por garantizar que Peñalosa, Toro y Gutiérrez se sumaran, pues Barguil y Char han demostrado su fuerza electoral en la costa Caribe.

Esto es, además, un detalle que algunos han dejado de lado. Colombia es un país cuya población históricamente se asentó en la costa caribe y en la región andina, siendo los ríos Magdalena y Cauca las arterias más importantes del proceso de integración y comunicación interregional.

Barguil ha consolidado una fuerza política de primer orden en los departamentos de Córdoba y Sucre, con alianzas claras en los departamentos de Bolívar y Cesar. Hoy mantiene el control de la alcaldía de Montería.

La familia Char, por su parte, hoy controla el grupo empresarial más importante de la costa caribe y a su vez la gobernación del departamento del Atlántico y la alcaldía de Barranquilla, la capital. Su influencia es evidente también en los departamentos de La Guajira, Magdalena y Bolívar.

En la región andina, Toro mantiene el control de la gobernación del Valle del Cauca, el departamento más importante del suroccidente colombiano y cuya capital, Cali, es el centro urbano más poblado y relevante de la cordillera occidental.

Federico Gutiérrez es uno de los dirigentes más importantes de Medellín, capital de Antioquia, ciudad asentada en la cordillera central y de la que fue alcalde entre 2016 y 2019. Actualmente los grupos económicos antioqueños se han unido como nunca en contra del actual alcalde, Daniel Quintero (uno de los alfiles de la Colombia Humana que lidera Gustavo Petro).

Peñalosa, a su vez, garantiza el respaldo de un electorado que siempre lo ha acompañado en las urnas cuando ha buscado el gobierno del distrito capital, y su mano derecha ya está enlistado como candidato al Senado por el Centro Democrático, fuerza política con amplia representación en el cabildo de Bogotá y cinco de dieciocho representantes a la Cámara elegidos en esa circunscripción.

Así entonces, de sumarse el Centro Democrático a una única consulta en marzo para elegir candidato a la presidencia por la coalición de la experiencia, Colombia tendría un camino claro, firme y electoralmente sólido para frenar el avance de la izquierda radical y de Petro como su candidato a la presidencia.

Aunque carga con la peor tasa de aprobación de la gestión de un presidente en la historia de Colombia y se ha visto afectado como partido por la persecución a Uribe, todo indica que la militancia del Centro Democrático se movilizaría en contra de Petro, consciente del riesgo que implicaría hacer toldo aparte y ofrecer el gobierno en bandeja de plata.

La clave está en que prime el sentido común y un pilar doctrinario común. Si la opinión pública y las bases uribistas y conservadoras sienten que primarían los acuerdos clientelistas y la defensa del régimen, al que elección tras elección las urnas derrotan, pero el nuevo gobierno sostiene; el rechazo puede terminar reflejándose en las urnas y habremos perdido la posibilidad de blindar a Colombia del socialismo del siglo XXI.

Fondo newsletter