«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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CARTA AL DIRECTOR

Frente a la Dator

Por Leonor Tamayo

Anoche me avisó un amigo de que mi tuit en respuesta a alguien que criticaba a unos jóvenes rezando frente a la clínica abortista Dator se había hecho viral.

Resulta que dos de esos jóvenes son hijos míos. No sé quién es el que escribió ese tuit, por lo visto es muy conocido, su crítica se había extendido mucho, me llegó por otro amigo (yo a por uvas, como siempre…) y salté como una leona a defender a mis niños, claro.

No sé qué es lo que llama la atención, si que recen de rodillas, que lo hagan frente a la Dator o que además dediquen tiempo de sus vacaciones a ayudar a madres solteras sin recursos y a los sin techo. Pero me parece que todo es consecuencia y va como dentro de un mismo ‘pack’, el del amor al prójimo.

Rezan de rodillas porque así es como se reza.

Lo hacen frente a la Dator porque quieren que los que allí trabajan y los que entran a abortar vean que no se les juzga ni se les señala con el dedo pero que sí necesitan que recemos por ellos porque están destrozando vidas inocentes y también las suyas propias. La fe y la oración no se esconde.

Y no tiene sentido defender la vida pero no entregar parte de la propia a los demás y olvidarse de los que sacan adelante la de sus hijos sin recursos, solos y a oscuras.

Hace tiempo que venimos viviendo tiempos recios en España y el temporal amenaza con empeorar. Los que éramos jóvenes con Zapatero pero crecimos forjados por San Juan Pablo II vivimos la fe dándola y defendiéndola. Nos pusimos al servicio de la cultura de la vida y decidimos hacer frente, públicamente y con la dosis de coraje que San Juan Pablo II inyectó en nuestras venas, a la cultura de la muerte. Y no sabemos, ni queremos, educar a nuestros hijos de otra manera: la vida se entrega por y a los demás, en lo pequeño y en lo grande, porque lo que no se da se pierde. La oración -el encuentro personal con Dios- es el camino y el centro de esa vida y la fe se vive hacia dentro pero también hacia fuera dando testimonio valiente y decidido, sin miedo, dispuesto a estar en primera línea en la batalla cultural, social y política.

No sólo como madre, sino como una señora a la que ya le toca pasar el relevo, miro con orgullo y profunda alegría a esos jóvenes que se enfrentan a los tiempos difíciles con el Rosario en la mano y mirándoles de frente.

Me ha sorprendido el éxito del tuit y me tiene impresionada, desde luego, en casa anoche estábamos alucinados todos. Ha sido un regalazo, la verdad, y nos reafirma en la necesidad de hacer y de decir, porque sino el ruido de fuera nos aturde y no nos deja escuchar el suave murmullo del bien.

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