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SU GOBIERNO TRATA DE DE CONECTAR CON LA OPINIÓN PÚBLICA

Iván Duque presume de ‘logros’ y considera que el próximo presidente de Colombia será de ‘extremo centro’

El presidente de Colombia, Iván Duque. Europa Press

El presidente Iván Duque ha expuesto lo que para él son los grandes logros de su gobierno y el origen de su sucesor faltando dos meses para las elecciones al congreso y las consultas para elegir candidato único que harán las diferentes fuerzas políticas, agrupadas en la extrema izquierda del «pacto histórico», el centro en la «coalición centro esperanza» y la derecha en la coalición «equipo por Colombia».

En entrevista publicada por el diario El Tiempo, al reconocido estilo del cuestionario Proust-Pivot-Lipton, el jefe del Estado ha expuesto que su mayor satisfacción es el «mayor crecimiento en 115 años, mayor aumento real del salario mínimo en casi 50 años, matrícula gratis en la educación superior para los estratos 1, 2, Colombia líder en la transición energética y el proceso de vacunación en el país». 

Son, sin duda, importantes logros del gobierno y se consolidan en su último año, lo que permite cerrar el cuatrienio con un saldo bastante positivo, algo impensable hace tan solo siete meses, cuando el país sufría uno de los más violentos paros nacionales, lo que forzó la militarización de varias ciudades capitales. Sin embargo, esconden una realidad que la inmediatez suele dejar a la sombra. 

Es verdad que se ha logrado el mayor crecimiento económico en la historia reciente, pero se da después de la mayor contracción de la economía de las últimas décadas, pues como consecuencia del covid-19 la caída fue de 6,8% en 2020. Además, la inflación cerró ese año por debajo del 2% y cierra 2021 por encima del 5,2%. A esto se suma el anunciado y celebrado «histórico» aumento del salario mínimo del 10,07%, que muchos temen puede ser un factor adicional que empujará la inflación aún más. Aumento en ingresos no implica aumento en la riqueza o en la capacidad adquisitiva si el costo de bienes y servicios sigue por las nubes. 

Colombia va muy bien en el proceso de vacunación, es cierto, y la intervención del gobierno nacional ha logrado desatar varios nudos que enfrentaba el proceso de renovación de la capacidad de producción de energía, que van desde la activa promoción de nuevas fuentes de energías limpias hasta la resolución de los líos jurídicos que rodean la culminación de hidroituango, que será la generadora más grande del país y podría activarse antes de la posesión del nuevo mandatario que se elegirá en junio. 

Ahora bien, en los últimos meses el gobierno nacional ha pasado a la ofensiva en contra de los grupos armados y la delincuencia urbana, llegando incluso a imponerse, como lo permite la carta política, a los gobiernos locales. Tal es el caso de la intervención del portal Américas, estación de Transmilenio que había sido tomada por vándalos y era punto de encuentro ara organizar atentados y actos en contra de la fuerza pública y la ciudadanía. El ministro de Defensa fue claro: “Vamos a acabar esa guachafita«. 

La firmeza con la que se anuncian y ejecutan esas decisiones han generado en los sectores de derecha que acusan al gobierno de ser muy débil frente a la criminalidad un nuevo respaldo a su gestión, que vale mucho en plena contienda electoral, que, como todas, terminará siendo una evaluación de los cuatro años de Duque. Incluso hay quienes preguntan por qué no fue este el rumbo del gobierno desde el 7 de agosto de 2018.

Llama la atención que para el presidente su sucesor será de «extremo centro» y que su mayor error fue «no haber hecho corte de cuentas al comienzo del gobierno». Ese error pesa mucho, pues ya no es momento de exponer la lamentable situación en la que se encontraba Colombia en 2018. El proceso de paz con las FARC dejó un marco muy difícil para poder tomar el rumbo trazado en las urnas y eso, junto con el talante conciliador y liberal de Duque, impidió que se promovieran los cambios radicales que exigían las mayorías, y que se expresaron con claridad en octubre de 2016, cuando triunfó el NO en el plebiscito, y en la segunda vuelta presidencial, en la que el candidato de Uribe derrotó al candidato de la izquierda radical. 

El gobierno ha insistido en que no solo derrotó a la extrema izquierda en las elecciones, sino también a la extrema derecha. De allí que el presidente considere que el próximo presidente será de «extremo centro», algo que genera mucho malestar en la militancia del Centro Democrático y el Partido Conservador, pues el electorado ve en el centro a la coalición «centro esperanza» y no a los partidos de gobierno. Son de esas respuestas que el presidente, con toda honestidad y transparencia, suele dar sin tener en cuenta la realidad político electoral de Colombia. 

Después del puente de Reyes encenderán de nuevo motores las campañas electorales ya con los anticipos que garantiza el Estado colombiano para su financiación y los cientos de miles de millones que siempre se gastan por debajo de la mesa, pero a la vista de todos. Veremos si el último esfuerzo del gobierno por conectar con la opinión pública y frenar el avance del candidato de la izquierda radical son suficientes. Ojalá que sí.

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