Fue la acción exterior mĆ”s destacada de Pablo Iglesias como vicepresidente del Gobierno. En noviembre de 2020 Iglesias acompaƱaba a Felipe VI a la toma de posesión de Luis Arce -tĆtere de Evo Morales- como presidente de Bolivia. Era la primera vez que el lĆder de Podemos viajaba con el jefe del Estado, circunstancia que aprovecharĆa para tejer su diplomacia fuera de EspaƱa impulsando La Declaración de La Paz junto al presidente argentino Alberto FernĆ”ndez. El viaje -en el que tambiĆ©n estaba la ministra de Exteriores GonzĆ”lez Laya- figuraba en la agenda del Rey como un acto protocolario mĆ”s, pero la maniobra polĆtica de una de las piezas fundamentales del Gobierno espaƱol de coalición acabarĆa contaminando la imagen del monarca. āHe impulsado junto a otros lĆderes progresistas de AmĆ©rica y Europa la Declaración de La Paz, en defensa de la Democracia frente al golpismo de la ultraderechaā, declaraba un exultante Iglesias.
El manifiesto de Iglesias y FernĆ”ndez, en realidad, era una respuesta de los viejos amigos del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla a la Carta de Madrid impulsada por la Fundación Disenso. En ella el organismo vinculado a VOX advertĆa ādel avance del comunismoā al que calificaba de āseria amenazaā para la prosperidad y el desarrollo de las naciones. La Declaración de la Paz, por su parte, hablaba de que āla principal amenaza a la democracia y la paz social en el siglo XXI es el golpismo de la ultraderechaā. Se trataba, en definitiva, de un texto contra el partido de Santiago Abascal justo unos dĆas despuĆ©s de que el globalismo midiera sus fuerzas contra Trump en las elecciones presidenciales en Estados Unidos.Ā
āReunidos en La Paz con motivo de la toma de posesión de Luis Arce como presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, paĆs que se ha convertido en referencia internacional de la respuesta ciudadana al golpismo, los firmantes de esta Declaración, gobernantes, expresidentes y lĆderes progresistas en nuestros respectivos paĆses de IberoamĆ©rica y Europa, afirmamos nuestro compromiso histórico de trabajar conjuntamente por la defensa de la democracia, la paz, los derechos humanos y la justicia social frente a la amenaza que representa el golpismo de la ultraderechaā.
No sorprendĆa, desde luego, que entre los firmantes estuviera el expresidente espaƱol RodrĆguez Zapatero, dedicado los Ćŗltimos aƱos a lavar la cara del rĆ©gimen chavista. Su rol como mediador entre el Gobierno de Maduro y la oposición antichavista no se puede calificar de ecuĆ”nime. Unos meses antes, en junio de 2020, siete partidos de la oposición democrĆ”tica -entre ellos, los tres que forman parte de la Internacional Socialista: Acción DemocrĆ”tica, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular- firmaron una carta contra Zapatero en la que lamentaban āque se haya situado, ya sin ningĆŗn maquillaje, en la defensa de los sĆ”trapasā. El vicepresidente de la Asamblea Nacional, Carlos Berrizbeitia, calificaba al expresidente socialista espaƱol de āagente del rĆ©gimen, siempre a favor de Maduroā. La misiva era un ataque en todo regla al papel desempeƱado por Zapatero en la crisis venezolana: āEs usted un aliado del usurpador que nos oprime, que nos asesina [ā¦], queremos que la EspaƱa amiga, la madre patria, supieran de la tragedia que ha significado Zapatero para Venezuelaā.
AdemĆ”s de Iglesias y Zapatero, la Declaración de La Paz fue suscrita por Evo Morales (ex presidente) y Luis Arce (presidente electo), por Bolivia; Alberto FernĆ”ndez (actual presidente), por Argentina; Dilma Rousseff (expresidenta), por Brasil; Rafael Correa (ex presidente) y AndrĆ©s Arauz (candidato a la presidencia), por Ecuador; Alexis Tsipras (expresidente), por Grecia; Daniel Jadue (candidato a la presidencia), por Chile; Gustavo Petro (antiguo terrorista colombiano del M-19 y candidato a la presidencia), por Colombia; Verónica Mendoza (candidata a la presidencia), por PerĆŗ, Jean Luc Melenchon (lĆder de Francia Insumisa), por Francia; y Caterina Martins (lĆder del Bloco de Esquerda), por Portugal.
Sin embargo, entre los firmantes destaca una ausencia fundamental: Cuba. El paĆs caribeƱo lleva mĆ”s de medio siglo siendo el actor mĆ”s importante de AmĆ©rica en las relaciones entre los antiguos paĆses comunistas o de marcada tendencia izquierdista. Claro que todo tiene una explicación. āAunque sean discretos, La Habana es el verdadero epicentro de esas redesā, seƱalan fuentes diplomĆ”ticas en la región consultadas por La Gaceta de la Iberosfera.
Asimismo, el manifiesto impulsado por Pablo Iglesias incidĆa en la idea del āgolpismo de la ultraderechaā, que asociaba al derrocamiento de Evo Morales en Bolivia. āHoy la democracia estĆ” amenazada y basta con analizar los acontecimientos polĆticos de los Ćŗltimos meses en Bolivia, paĆs anfitrión de esta Declaración, para constatar que la principal amenaza a la democracia y la paz social en el siglo XXI es el golpismo de la ultraderechaā. Una ultraderecha, āque se expande a nivel global, que propaga la mentira y la difamación sistemĆ”tica de los adversarios como instrumentos polĆticos, apelando a la persecución y la violencia polĆtica en distintos paĆses. Promueve desestabilizaciones y formas antidemocrĆ”ticas de acceso al poderā.
No deja de ser paradójica la alusión a los medios de comunicación, una de las herramientas que tiene a su disposición el globalismo en general y los lĆderes firmantes de La Declaración de La Paz en particular. āEsta acción antidemocrĆ”tica se potencia allĆ donde encuentra poderes comunicacionales a su servicio, que acumulando un inmenso poder de influencia, pretenden manipular y tutelar las democracias en defensa de sus intereses polĆticos y económicosā.
La influencia real del manifiesto se ha frenado en seco en los Ćŗltimos dĆas despuĆ©s de que su impulsor, Pablo Iglesias, haya abandonado el Gobierno de EspaƱa para liderar la candidatura de Podemos en las elecciones a la Comunidad de Madrid. La pĆ©rdida de peso polĆtico de Iglesias es notable y serĆ” catastrófica si ni siquiera obtiene escaƱo en la Asamblea regional madrileƱa. En ese caso cabe preguntarse por el futuro de la Declaración de la Paz. Consultamos nuevamente a nuestras fuentes diplomĆ”ticas americanas: āLa Declaración de La Paz no tiene mucho recorrido, no creo que pueda ampliarse. Estos partidos tienen redes muy consolidadas que funcionan como un mecanismo engrasadoā.
Precisamente el mĆ”s que probable fugaz liderazgo de Pablo Iglesias en un territorio que conoce de sus tiempos como asesor del chavismo, sin embargo, podrĆa ser su tabla de salvación o retiro dorado (colocado en una fundación u organismo gubernamentalā¦) en caso de que su carrera polĆtica en EspaƱa acabe el 4 de mayo.