El presidente del Ecuador empezó su Gobierno con la mayor aprobación ciudadana desde el fin de la última dictadura militar.
Desde que los ecuatorianos recuperaron la posibilidad de votar y elegir a sus gobernantes, han pasado 14 presidentes y Guillermo Lasso supera a todos en cuanto al respaldo ciudadano. Fue elegido por el 52,6 % de los ecuatorianos y su aprobación sigue en aumento. El 71,4 % de los ciudadanos aprueban al presidente, según la encuestadora Cedatos.
#Actualidad | El presidente Guillermo Lasso cuenta con una aprobación del 71.4% según CEDATOS: https://t.co/heJPou842c pic.twitter.com/cCgEQ82bxN
— EcuadorTV (@EcuadorTV) June 16, 2021
Presentar al proyecto político como el Ecuador del Encuentro ha ayudado a vincular a distintos sectores. Además, el cierre de campaña en Guayaquil, rodeado de pescadores, mostró un país donde los pequeños emprendedores están esperanzados.
Un fuerte contraste con las propuestas del candidato rival, Andrés Arauz, representante del Socialismo del Siglo XXI, que prometía entregar 1.000 dólares a un millón de familias si ganaba.
Los ecuatorianos demostraron en las urnas que no querían depender del Estado para vivir sino sacar adelante a sus familias y eso se refleja en el creciente respaldo al presidente Lasso.
La credibilidad de Lasso alcanzó el 61,7 % en la encuesta, apenas el 20,9 % no confía en el presidente. Por otro lado, el 58,7 % de los encuestados se mostraron optimistas respecto al futuro del país, solo el 9 % se mostró pesimista. Una de las principales causas de este optimismo es el decreto del presidente que eliminó los nombres de los deudores de menos de 1.000 dólares de la Central de Riesgo. Así alrededor de dos millones de personas podrán acceder a créditos.
¿Cómo está situado Lasso frente a los presidentes anteriores?
Antes que él, los presidentes con mayor aprobación al inicio de su gestión eran el fallecido Jaime Roldós y Rafael Correa, ambos obtuvieron un 68 %. Sin embargo, al final de su legislatura (lo cual fue al final de su vida en el caso de Roldós y en el caso de Correa tras tres gobiernos) alcanzaron un 44 % y 45 % de aceptación, respectivamente.
La salida del poder muestra los mayores contrastes. Por ejemplo, Abdalá Bucaram llegó al poder con un apoyo del 67% y se fue, apenas seis meses después, en medio de escándalos por corrupción, con un respaldo del 6%.
Jamil Mahuad, quien dolarizó la economía del país, empezó su mando con el 66 % de respaldo y no pudo terminar su gestión. Fue removido con un apoyo de apenas el 7 % de la población.
¿Qué desplomó el respaldo a Moreno al 9,3%?
El último presidente del Ecuador también tuvo una baja considerable en su popularidad. Lenín Moreno se despidió del Palacio de Carondelet con apenas el 9,3%.
Empezó su gobierno con un respaldo del 53,4 %, todavía aliado a Rafael Correa, junto a quien gobernó un periodo. A los pocos meses del inicio de su gestión como presidente, Moreno se desvinculó de Correa y eso disparó su aprobación a un índice aún superior al que tiene Lasso actualmente. Contaba con el respaldo del 77 % de los ciudadanos, pero le duró poco. Cuando tres periodistas fueron secuestrados por disidentes de las FARC, bajó al 33 %, el respaldo a Moreno bajó a la mitad de sus simpatizantes. Pues pese a más de 15 días de negociaciones, el Gobierno no pudo salvar la vida de los empleados de ‘El Comercio’ y fueron brutalmente asesinados por los guerrilleros en la zona fronteriza.
No pudo remontar su popularidad después de eso. Siguió en declive hasta el final. Fue Moreno quien enfrentó lo que Nicolás Maduro y Diosdado Cabello apodaron las “brisas bolivarianas”. En octubre del 2019 empezó una ola de manifestaciones convertidas en insurrección, primero en Ecuador, luego en Chile, Colombia y Perú, donde han ido de la mano de exigencias políticas, incluso del cambio de Constitución. Moreno incluso tuvo que abandonar la capital, Quito, por vía aérea, dada la violencia y destrucción que se vivía, de la mano de la paralización de la economía, pues los manifestantes cerraron las vías de acceso por tierra. Perú y Colombia, los países que bordean al Ecuador, siguen sufriendo las secuelas de dichas brisas.
Lasso se enfrenta ahora a un gran reto. Su Gobierno se alió a Pachakutik, el partido indigenista, cuyo ideario impulsó los disturbios. Abandonó al partido con el cual llegó al poder (el Partido Social Cristiano) y forjó alianzas con la izquierda progresista y entregó cargos, mediante el voto, a correístas.
La propuesta del Ecuador del Encuentro ha implicado dar voz a (casi) todos los sectores. El tiempo dirá si fortalece al Gobierno actual o si lo debilita desde adentro.