Durante su visita al Cono Sur, el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, impulsó un discurso de unidad regional, sobre todo en materia económica, con el objetivo de lograr una dinámica similar a la de la Unión Europea.
El jefe de Estado ecuatoriano propuso crear en Iberoamérica “una gran zona de libre comercio” y negociar con otras regiones del mundo de manera “más potente”.
Junto al presidente argentino, Alberto Fernández, Lasso visitó la Secretaría del Tratado Antártico. Luego encabezó una reunión con inversionistas argentinos bajo el lema “Ecuador Open for Business” en la que el líder ecuatoriano les presentó un portafolio que supera los 30.000 millones de dólares en proyectos.
Por su parte Fernández declaró: «Le propuse que juntos, dos presidentes que no pensamos exactamente igual, podamos proponerle a toda América Latina y Caribe empezar hoy un programa de fraternidad que nos permita a todos volver a lograr los vínculos plenos que, por imperio de los tiempos que nos precedieron, se fueron rompiendo y quebrando y que hoy necesitamos volver a recuperar».
Cuando Lasso cruzó el Río de la Plata, estuvo ante la ALADI, la Asociación Latinoamericana de Integración, en la capital de Uruguay. Allí señaló que uno de los temas principales de la reunión era formar alianzas económicas a nivel regional.
Como indicador de este compromiso, Lasso anunció que Ecuador compraría carne y leche de Uruguay, país donde la población de vacas supera a los seres humanos en una proporción de más de tres a uno.
El descontento que causó en casa fue inmediato. Si bien la mayoría de sus votantes favorecen el libre mercado, el comercio, la competitividad, muchos no comparten la forma en la que Lasso ha manejado la política fiscal en el país.
De esta manera la competencia sería desleal. Pues mientras los productores ecuatorianos están agobiados con impuestos, el presidente propone importar, lo cual dañaría la industria local.
Uno de los más críticos ha sido el legislador Esteban Torres Cobo, firmante de la Carta de Madrid, jefe de bancada del PSC, partido que estaba en alianza con el partido de Gobierno cuando ganó la elección pero, desde la primera sesión legislativa hubo una ruptura.
El legislador destaca cómo inicialmente estaba en los planes de Gobierno la inversión en el sector agrícola para impulsarlo y además cómo existe sobreproducción actualmente y por ende no hay necesidad de importar.
La salud de la economía de un país se refleja en su balanza comercial. El superávit se alcanza cuando las exportaciones superan las importaciones. Es decir, cuando una nación es sustentable, puede abastecer a su propia gente y además a otras.
Además de las trabas en la producción local, otro freno para la ambición de Lasso son sus aliados. El más reciente es Alberto Fernández, quien optó por paralizar la economía del país durante meses por causa del confinamiento en el marco de la pandemia del coronavirus. Fue tal el estancamiento que Brasil desplazó a Argentina como mayor exportador de carne.
De hecho, Brasil, bajo la gestión de Jair Bolsonaro, mantuvo a flote su economía y se volvió el primer país en la región que no solo volvió a la normalidad sino que incluso superó los niveles prepandémicos. En marzo, Brasil registró un superávit de 7,4 mil millones de dólares, el más alto para un mes de marzo desde que se lleva registro (1989) y alcanzó el mayor pico histórico (también con Bolsonaro) con 10,4 mil millones en junio del 2021.
Otra causa fundamental que permitió el crecimiento de Brasil es que, sin el partido de Lula Da Silva en el poder, Brasil dejó de ser el financista, garante y prestamista de Cuba y Venezuela. El propio Marcelo Odebrecht, a cargo de la constructora involucrada en escándalos de corrupción y sobornos, a cambio de su prisión domiciliaria, entregó información. Señaló cómo, por orden de Lula, Cuba tenía prioridad para gastos en infraestructura para la industria hotelera.
Como sede del Foro de Sao Paulo, Brasil se vio empobrecida, financiando la revolución socialista con el dinero de los contribuyentes. Con Bolsonaro en el poder eso se acabó.
Ahora Alberto Fernández pretende tomar la batuta como anfitrión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Desde allí pretende restaurar las relaciones con Venezuela e instó a Lasso a hacer lo mismo y colocar de vuelta al embajador en Caracas, luego que múltiples naciones retiraron al suyo como rechazo a la persecución política y falta de transparencia electoral que existe en Venezuela.
Lasso suscribió a una declaración conjunta con su par argentino, Alberto Fernández. Allí acordaron promover la fraternidad de América Latina y el Caribe desde la CELAC, como plataforma multilateral.
De manera que, al igual que la Unión Europea, el formar alianzas podría ser a expensas de perder la soberanía nacional. Lasso dijo que no restituirá al embajador en Caracas inmediatamente; como le pidió su par argentino. No obstante, dijo que consideraría hacerlo.