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La dictadura sanitaria pone en jaque la libertad y la privacidad de los datos de los chilenos

El Ministerio de Salud de Chile inhabilitará el ‘pase de movilidad’ a quienes no tengan la cuarta dosis

El presidente de Chile, Gabriel Boric
El presidente de Chile, Gabriel Boric. Europa Press

A más de dos años de que la OMS declarara el covid-19 como pandemia, cuestión que abrió la puerta a que los Estados devinieran en totalitarios -con sus discursos atemorizantes-, hoy los países avanzados ya están dando como superada la crisis sanitaria.

Con los altos procesos de vacunación, con la inmunidad de rebaño alcanzada, países como España han gripalizado el covid. Sin embargo, Chile ha remado contra todo sentido común: la ministra de Salud del Gobierno de Gabriel Boric abrió la posibilidad de una quinta dosis y quienes no posean la cuarta, se les bloqueará el “pase de movilidad” o greenpass.

El 10 de mayo, desde el Ministerio de Salud de Chile anunciaron nuevos cambios al Pase de Movilidad, documento que se pide en recintos como restaurantes, gimnasios, cines, espectáculos al aire libre y en recintos cerrados, entre otros. Desde el 01 de junio, se bloquearán aquellos que, desde su tercera dosis, hayan pasado más de seis meses. Así, buscan incentivar la inoculación de la cuarta vacuna en los chilenos.

De igual forma, la ministra de Salud sostuvo que no descarta poner una quinta dosis, y que “en este mes de mayo, junio, esa decisión la tomaremos”. Esta medida se impulsa por un aumento del 31% de los casos en la última semana.

Igualmente, se anunció que 95 comunas del país -incluyendo todas las que conforman la Región Metropolitana- retrocedieron de paso a una Fase Amarilla, desde este jueves 12 de mayo a las 05:00 horas.

Hay tres nuevos estados sanitarios, anunciados por el Ministerio de Salud del gobierno de Boric hace unas semanas, que mantienen a los chilenos confundidos con la nueva categorización: Bajo Impacto Sanitario, Medio Impacto Sanitario y Alto Impacto Sanitario.

La Fase Amarilla es la del Medio Impacto. En ella se obliga el uso de mascarillas en todos los recintos cerrados y en espacios abiertos donde no se puede mantener una distancia física de más de un metro y se debe exigir siempre el Pase de Movilidad.

Chile ha sido uno de los países pioneros en vacunación: más del 93% tiene su esquema completo (dos dosis o una, según la vacuna que corresponda); más del 92% cuenta con tres dosis y el 23% de los chilenos se ha puesto la cuarta dosis.

Sin embargo, y a pesar de las buenas tasas de vacunación con esquema completo, desde el ministerio de Salud apuntan a continuar coartando la libertad de los chilenos al instalar el relato del miedo a contagiarse de este virus. Pero, cada vez se observa a nivel mundial la tendencia de menos muertes por covid, lo que confirma el estado endémico alcanzado y lo irrisorio de las medidas totalitarias que se han impulsado desde el gobierno de Boric.

Tal como sostuvo el doctor Jorge Las Heras, en el matinal de TVN el 11 de mayo, ya no es una pandemia, es una endemia. Estas son definiciones políticas, de igual modo, la decisión de poner una quinta dosis.

Por otro lado, los países avanzados han quitado las medidas coercitivas en esta materia, como la no obligatoriedad de la mascarilla en lugares públicos y cerrados, y la no solicitud de vacunas o PCR para ingresar a los países o a distintos recintos.

Por ejemplo, desde la próxima semana, la Unión Europea no exigirá el uso de mascarillas en los aeropuertos ni en los vuelos, siguiendo la tendencia de Estados Unidos, pues, en abril se terminó con el mandato de usar cubrebocas en el transporte público incluyendo aviones. España, por su parte, no exige de manera obligatoria su uso en recintos cerrados desde abril.

En cambio, Chile sigue por el camino del totalitarismo. Si bien, este año se relajaron  algunas las medidas -como el no uso de las mascarillas en el aire libre, recién desde el 14 de abril pasado-, y ya no se pide PCR para entrar al país, sí se están coartando las libertades de los chilenos en desmedro de decisiones políticas más que sanitarias.

Igualmente, se presentan otros dilemas a considerar. El Pase de Movilidad chileno cuenta con un código QR que se valida por la página del Ministerio de Salud. No obstante, en la cédula de identidad chilena también aparece un código QR que se cruza con la información del estado de vacunación.

Este es escaneado por cada restaurante, gimnasio, centro de eventos, club nocturno, etc., lo que permite a un tercero -que no posee autoridad- conocer el estado de salud y de vacunación de las personas. Esto mismo ocurrió con los funcionarios sanitarios que iban a fiscalizar las cuarentenas -por contagio o por viaje-, quienes tomaban fotografías de las cédulas de identidad. Así, se instala un gran debate sobre la privacidad de los datos de los chilenos y el fácil acceso a ellos.

Es lamentable que se persista con estas medidas que buscan controlar a la población, con el relato del miedo y el castigo. Sin embargo, hay ocasiones en que el criterio sobre pasa todo sentido común.

Este fue el caso de Pamela Pizarro, madre de un bebé de seis meses que necesitaba una intervención quirúrgica de urgencia. Acudió a un hospital que contaba con un especialista en la materia, pero le pusieron un requisito: que ella y su marido estuvieran vacunados. Así, Pizarro alegó la medida arbitraria, argumentando que “aquí da lo mismo el derecho a la vida, da lo mismo el derecho a la salud, dan lo mismo los derechos y deberes del paciente. El tema es que este hospital clínico está obligando a las personas a vacunarse”.

En definitiva, en Chile persiste la “Dictadura Sanitaria”, término acuñado por el exministro de Salud, Jaime Mañalich, al analizar las medidas por el covid en el estado de excepción promulgado por el expresidente Piñera.

Se sigue dictando que los chilenos deben ponerse una cuarta e, incluso, hasta una posible quinta dosis, mientras se limita la libertad, a pesar de los excelentes números de vacunación y la baja mortalidad por el virus. Asimismo, se pone en jaque el fácil acceso a la privacidad de los datos de los chilenos.

Esto nos permite cuestionar ¿hasta cuándo continuarán con el discurso del miedo? O, ¿al actual gobierno le conviene este relato para 1) despistar a la ciudadanía que la desaprobación del actual presidente Boric ha ido al alza considerablemente; y 2) que la opción “Rechazo” la nueva Constitución también va en alza?

No cabe duda de que el discurso del miedo ha servido a los gobernantes para controlar a la población. Sin adherir a la posición de Michell Foucault, sin duda que vemos la Biopolítica en su esplendor.

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