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El candidato del Foro de Sao Paulo ataca a la prensa libre

Petro prepara el terreno para su asalto al poder gane o pierda las elecciones

El izquierdista Gustavo Petro.

Uno de los pilares de toda democracia es la libertad de expresión, protegiendo, como corresponde, el derecho a la honra. Así lo contempla el artículo 20 de la Constitución Política de Colombia cuando estipula que: “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, la de fundar medios masivos de comunicación”. Es algo que Gustavo Petro, candidato a la presidencia por el Pacto Histórico, parece haber olvidado o abiertamente trata de desafiar.

El pasado lunes 28 de marzo, Petro publicó en su cuento de Twitter “Neo nazis en RCN” y compartió la columna de David Ghitis, titulada “Petro nos quiere atracar”, publicada en el portal noticiasrcn.com. La reacción no se hizo esperar y la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) reaccionó, expresando que “Señalar a un columnista o medio de “no nazi” como lo hizo Petro, es una estigmatización reprochable que puede causar hostilidad hacia la prensa. El camino para debatir son los argumentos y no los señalamientos, sin pruebas, de pertenecer a grupos que promueven violencia racial”.

RCN, por su parte, emitió un comunicado en el que rechazó las declaraciones del candidato presidencial y líder máximo del Pacto Histórico, recordando que “Este tipo de declaraciones ponen en riesgo extremo a quienes alzan su voz en ejercicio de la libertad de prensa y expresión. Los líderes políticos están sujetos a un mayor escrutinio por parte de la sociedad y tienen estándares de responsabilidad y éticos más altos que los de cualquier persona”. De igual modo, la editorial del diario El Espectador del miércoles 30 de marzo fue incluso más allá, al publicar que “Cuando Gustavo Petro llama “neonazi” a alguien, eso tiene consecuencias. Colombia lo sabe. Por lo demás, utilizar el nazismo para aplicarlo sin sentido a cualquier contradictor es jugar con una equivalencia irresponsable que banaliza una tragedia histórica”.

Petro entró en cólera y dejo entrever lo que será el camino a seguir si llega a la casa de Nariño. Sin demora cuestionó el pronunciamiento de la FLIP y citando la editorial de El Espectador, un diario que, por lo demás, es todo menos cercano a fuerzas políticas de derecha y ha sido víctima en la historia de atentados, censura y asesinato; publicó que “La conclusión es que no se puede confundir libertad de expresión con tolerancia al crimen político”. Es decir, fue más allá y puso énfasis en que quienes hoy lo critican son criminales, así de claro.

Por eso, la FLIP ha tenido que insistir y ser aún más enfática en sus declaraciones: “Este capítulo con @petrogustavo vuelve a prender las alarmas frente a la falta de tolerancia y cómo falta entender que las figuras públicas, lejos de avivar el fuego frente al periodismo, deben tener un mensaje de respaldo a esta labor fundamental para la democracia”. A Petro sencillamente no le importa. Su estrategia es evidente: busca denunciar a sus críticos para que el ala más radical de sus seguidores actúe contra los medios que los cobijan violentamente, mientras que denuncia desde ya que si no gana la presidencia es porque hubo fraude.

Todo parece estar orquestado para tomarse el poder ganando la elección presidencial, o a través de la movilización violenta en caso de perder. Alegará, igual que Chávez, que los medios hacen parte de un establecimiento que oprime al pueblo y que la organización electoral hizo trampa. El gobierno del Pacto Histórico se tiene que dar “por las buenas o por las malas”, como dice el refrán popular.

En las últimas horas soltó acusaciones aún más graves, señalando al gobierno Duque y a la policía de estar aliados “con los compradores de votos y ya tienen grandes cantidades de dineros oscuros listos”. Olvida que el candidato que más ha gastado en la campaña presidencial es él; que empezó su campaña antes de tiempo, sin que las autoridades hicieran valer el ordenamiento jurídico que se lo impedía; que es Senador porque el estatuto de la oposición, aprobado con el amplio respaldo de todos los partidos y promovido por el senador conservador (qepd) Eduardo Enríquez Maya, contempló ese escaño para quien quedara segundo en la elección presidencial; que después de su desmovilización como guerrillero ha gozado de todas las garantías y ha ejercido como diplomático, representante a la Cámara, Senador y Alcalde de Bogotá.

Si alguien ha gozado de la especial protección del estado en Colombia es Petro. Puede decir, acusar, difamar, atacar, sin que nada le pase ¿Dónde está la Fiscalía abriendo investigación de oficio por calumnia ante un ataque grotesco contra otro ciudadano, que puede llevar a que lo agredan las huestes violentas que apoyan a Petro y que ya han violentado las sedes de RCN durante movilizaciones y protestas? No se atreven. Petro es intocable. Él lo sabe. Por eso ya el camino está trazado: si no gana la presidencia, que Colombia se prepare para una nueva ola de violencia. Si gana, que se prepare para la imposición de un nuevo modelo social y político, con o sin el respaldo de las mayorías.

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