«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
La debilidad y la chapucerĆ­a de un tratado que hace agua

Treinta años de Mercosur, el acuerdo que se convirtió en un lastre

ā€œObviamente que el Mercosur pesa, obviamente que su producción pesa en el concierto internacional, lo que no debe y no puede ser es que sea un lastre. No estamos dispuestos a que sea un corset del que nuestro paĆ­s no pueda moverseā€ dijo Luis Lacalle Pou. El presidente uruguayo no estaba reclamando nada nuevo, desde hace aƱos y mĆ”s intensamente en las Ćŗltimas semanas Uruguay viene realizando gestiones que le permitan desarrollar libremente acuerdos bilaterales sin depender del resto de sus socios de Mercosur. Sus palabras dieron lugar a una reacción, posiblemente actuada, de su par argentino Alberto FernĆ”ndez que arremetió: ā€œSi nos hemos convertido en una carga, lo lamento. No querĆ­amos ser una carga para nadie. Una carga es algo que hace que a uno lo tiren de un barco y lo mĆ”s fĆ”cil es bajarse del barco si la carga pesa mucho. Terminemos con esas ideas que ayudan tan poco a la unidad. No queremos ser lastre de nadie, si somos un lastre, que tomen otro barco, pero lastre no somos de nadie. Para mĆ­ es un honor ser parte del Mercosurā€.

El cruce se produjo durante un dĆ­a de festejo, curiosamente. Argentina estĆ” en ejercicio de la presidencia pro tempore del bloque y Alberto Fernandez pensó en vanagloriarse de la organización de un evento que conmemorara nada menos que los 30 aƱos de existencia del Mercosur. Pero desde que asumió todo es amargo en la gestión de FernĆ”ndez, no pudo organizar un velorio, no pudo organizar el reparto de vacunas y no pudo organizar un zoom para que la cumbre de mandatarios festejara el aniversario. El mismĆ­simo organizador fue el que perdió los estribos. Triste presagio. 

Mientras los socios del Mercosur buscan revitalizar el comercio y la producción del bloque, Alberto propone observatorios ridículos de cualquier cosa

El bloque del Mercosur tuvo algĆŗn intento aperturista hacia fines del siglo pasado que menguó cuando coincidieron en los ejecutivos gobiernos de izquierda: Kirchner en Argentina, Mujica en Uruguay, Lula en Brasil y Lugo en Paraguay, pero ni aĆŗn asĆ­ se consolidaron mĆ”s allĆ” de la burocracia aduanera. Luego Macri y Bolsonaro avanzaron el acuerdo con la Unión Europea que hoy parece congelado. El Mercosur, lleno de tensiones ideológicas, aĆ­sla a sus miembros frente al comercio internacional y la confianza entre ellos estĆ” tan deteriorada que no despierta ningĆŗn entusiasmo. 

Agudeza visual: encuentre las tensiones ideológicas en esta imagen de la cumbre de Mercosur de 2019 (Alan Santos / Presidencia Planalto / DPA)

La relación entre Brasil y Argentina no es óptima, tanto asĆ­ que ambos presidentes no se han encontrado aĆŗn a pesar de que llevan un aƱo de coincidencia a cargo de sus puestos ejecutivos. El kirchnerismo no se siente cercano a los presidentes/compaƱeros que le tocaron en suerte en este tiempo y no ha dudado en festejar impĆŗdicamente la libertad de Lula da Silva, por ejemplo. Al mismo tiempo presiona para que ingrese Bolivia como miembro pleno ahora que tiene de aliado a Luis Arce, el apadrinado de Evo Morales. Para terminar de mostrar su impronta chavista, la retirada de Argentina del Grupo de Lima profundiza las diferencias entre Argentina y el resto del bloque. 

Con el formato de Mercosur actual, Uruguay y Brasil, que apuestan por el libre comercio, estƔn presos por la debilidad de sus vecinos

A la tensión ideológica se suma la actual crisis regional que demanda un Mercosur flexibilizado que permita a los paĆ­ses firmar acuerdos de libre comercio por su cuenta. Hoy, el Mercosur no es mĆ”s que una deficiente unión aduanera y asĆ­ no le sirve a los miembros, por eso Brasil, Uruguay y Paraguay quieren reducir los aranceles. Si se analiza la situación de los Estados asociados y los Estados plenos salta a la luz la rigidez que condena a los segundos. PerĆŗ, Colombia y Chile tienen tasas arancelarias del 3% al 6% menos de la mitad de la que tienen los Estados miembros: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. 

Uruguay y Paraguay buscan un acuerdo con China y se entusiasman por acordar bilateralmente porque en la situación actual corren con desventaja con competidores como Australia y Nueva Zelanda. Sin grandes industrias para proteger, Uruguay se encuentra en una posición mÔs cómoda para avanzar en negociaciones bilaterales pero con el formato de Mercosur actual estÔ preso de la debilidad de sus vecinos. Al mismo tiempo Brasil intenta recomponer relaciones y acercarse a los Estados Unidos. Argentina, por su parte, quiere proteger a sus sectores ineficientes y no se permite ni ideológica ni políticamente participar en acuerdos de libre comercio

Cuando Luis Lacalle Pou dijo ā€œlastreā€ se referĆ­a a eso, justamente, demandó flexibilidad para la toma de decisiones y la necesidad de avanzar rĆ”pidamente en la apertura comercial. Los paĆ­ses que integran el Mercosur poseen una tasa arancelaria de las mĆ”s altas en el mundo y Argentina quiere sostener ese statu quo, la polĆ­tica económica del kirchnerismo ve como una afrenta un giro aperturista. Con una economĆ­a quebrada, cepos, retenciones y la caĆ­da letal de su sector productivo no quiere ni oĆ­r hablar de una liberalización comercial. Tanto Brasil como Uruguay y Paraguay demostraron una firme convicción a favor del libre comercio, mientras que Alberto FernĆ”ndez es profundamente proteccionista

Mientras Bolsonaro y Lacalle Pou comparten su postura a favor de la flexibilidad del bloque, FernÔndez pugna por llegar a las elecciones sin que le estalle la crisis en las manos

Si Alberto Fernandez aceptara la solicitud de Uruguay de inmediato Brasil tomarĆ­a un camino similar perjudicando industrias argentinas protegidas que dependen de la economĆ­a cerrada, como por ejemplo la automotriz. De hecho, el presidente brasileƱo Jair Bolsonaro viene refiriĆ©ndose pĆŗblicamente acerca de su descontento con el rumbo del Mercosur desde antes de asumir la presidencia. El Mercosur tambiĆ©n estĆ” en negociaciones con CanadĆ”, Singapur y la Unión Europea, acuerdos que la administración de Alberto FernĆ”ndez no ve con buenos ojos. FernĆ”ndez ya dio seƱales de desconfianza sobre la negociación con la Unión Europea a la que no tiene como prioridad. 

En la permanente crisis kirchnerista, la falta de política económica y de exterior hace que se concentre en cuestiones domésticas y en la política interna de cara a ganar las próximas elecciones. MÔs enfocado en sus aliados chavistas de la región, sus propuestas son la incorporación de Bolivia al bloque como miembro pleno y una serie de observatorios de corte intervencionista e ideológico son las únicas novedades que tiene el kirchnerismo para ofrecer al bloque. Ni siquiera los Estados han conseguido coordinar una política aduanera o migratoria frente a la pandemia, no se asociaron ni para la compra de vacunas.

El presidente paraguayo Mario Abdo Benítez, junto a su homólogo brasileño, el presidente Jair Bolsonaro, en una imagen de archivo. (Alan Santos / Palacio Planalto / Dpa)

A Uruguay lo perjudica este modelo de Mercosur en términos de desarrollo. Es una de las cinco regiones mÔs proteccionistas del mundo. La rencilla de pantallas de zoom entre Alberto FernÔndez y Luis Lacalle Pou revive la incógnita de si es posible que el Mercosur estalle por el aire. Claramente si los países no se ponen de acuerdo para intercambiar entre sí y los intereses son cada vez mÔs distintos poco podrÔ avanzar el proceso de integración.

Es apremiante modernizar el acuerdo. Actualmente los aranceles dificultan la importación de productos de países externos al bloque y benefician a los productores locales que venden productos en detrimento de la calidad y encareciendo los costos para los consumidores locales. Se trata de un modelo extractivo que estÔ agotado.

Una cartita a PapƔ Noel serƭa un plan mƔs serio que el del kirchnerismo

Mientras Bolsonaro y Luis Lacalle Pou comparten su postura a favor de la flexibilidad del  bloque. FernĆ”ndez pugna por llegar a las elecciones sin que le estalle la crisis en las manos. Apuesta a la soja cara para que entren los dólares que necesita desesperadamente. Por eso cierra la economĆ­a y las fronteras, y sueƱa con que la emisión descontrolada reactivarĆ” el consumo interno. Una cartita a PapĆ” Noel serĆ­a un plan mĆ”s serio

Lo que se vio en la cumbre aniversario del Mercosur fue la debilidad y la chapucería de un acuerdo que hace agua. Argentina es un lastre porque su Gobierno es una suma de improvisación y desaciertos. No tiene mÔs plata, así de fÔcil. Las negociaciones con los acreedores son ríspidas y lejanas, los sectores productivos quiebran o huyen. Por eso mientras los socios del Mercosur buscan revitalizar el comercio y la producción del bloque, Alberto propone observatorios ridículos de cualquier cosa o actúa berrinches a la espera de que ingresen aliados de un chavismo que lo contenga. El proteccionismo socialista convirtió al Mercosur en un lastre, en su 30 aniversario, el proyecto que soñó ser como la Unión Europea tiene un futuro incierto.

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