«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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SEGÚN POWELL, LA PERSONA DEL MOMENTO

Trump no habría ganado a Biden por miles, sino por millones de votos

Si alguna vez soy acusado de un crimen que no he cometido, por favor, haceos con el número de Sidney Powell, la mejor abogada penalista de Estados Unidos, dura como los clavos, fría como para conservar la vacuna de Pfizer en las manos, eficiente como una máquina alemana de precisión. La última persona que cualquier fiscal querría tener enfrente.

Powell viene del equipo jurídico del general Michael Flynn, el primer responsable de Seguridad de Nacional, que se vio obligado a defenestrarle cuando fue acusado por una vieja ley en desuso, la Ley Logan, de haber hablado con el embajador ruso. Powell consiguió que el Departamento de Justicia retirara los cargos y el general ha vuelto a la escena pública con bastantes ganas de tomarse la revancha.

Y ahora Powell, junto al ex alcalde Nueva York, Rudy Giuliani, es la encargada de preparar el alegato contra el monumental fraude electoral que, alegan, se ha cometido contra la campaña de Donald Trump que, si es cierto lo que pretenden probar, no habría ganado por un puñado de votos aquí y allá, ni siquiera por miles, sino por millones.

Powell es la persona del momento, entrevistada por la estrella de la Fox, Maria Bartiromo, se mostró absolutamente segura de tener un caso bien tramado entre las manos, aunque añade que su oficina sigue recibiendo a diario “un diluvio” de testimonios de fraude de todas las partes del país. “Estamos preparándonos para darle la vuelta a los resultados electorales en múltiples estados”, señala Powell, quien añade que tiene pruebas de fraude más que suficientes para iniciar una amplia investigación criminal. “Nunca hago comentarios que no pueda probar”, dice. Y hay que creerla.

Hay de todo, como si los perpetradores no se fiasen de un método y quisieran probarlos todos: sacas con votos a Trump destruidas o arrojadas a vertederos, las mismas personas votando dos y tres veces, votos sin certificar, entregados fuera de plazo, votos de difuntos -llamémosles ‘tradicionalistas’, ya que Chesterton decía que la tradición es la democracia de los muertos-, lo que se quiera.

Pero hay un culpable que sobresale sobre todos, y que podría arrastrar en su caída a mucho más que el tándem demócrata: la ‘maquinita’ de recuento, la de Dominio. Powell la acusa de transferir “millones de votos” de Trump a Biden. Millones. Háganse a la idea del escándalo.

Según la abogada, un denunciante anónimo conocedor de la programación de marras asegura que está expresamente diseñada para amañar elecciones. El hecho de que el sistema funcione conectado a Internet, en lugar de operar en una intranet cerrada, hace mucho más fácil su manipulación a distancia. Pero quizá les baste saber que ha sido el sistema de conteo en catorce elecciones venezolanas del régimen chavista.

Y ahora Powell asegura que su equipo ha identificado “el algoritmo exacto que se ha empleado” para hacer la colosal trampa. Los encargados de manipular el voto «pueden ver y cambiar los votos en tiempo real», actuando presencialmente o desde cualquier punto del planeta. «Pueden meter un dispositivo de memoria USB en la máquina, pueden cargar software en ella incluso desde Internet… desde Alemania o Venezuela”. «Tenemos tantas pruebas que es como si nos llegara a chorro», dice Powell.

La abogada ha recordado que esto no es demasiado nuevo, que ya antes se habían investigado las ‘vulnerabilidades’ de los sistemas de votación de Dominion, Election Systems & Software, y Hart InterCivic. «Nos preocupa la propagación y el efecto de la inversión de capital privado en muchos sectores de la economía, incluyendo la industria de la tecnología electoral, una parte integral del proceso democrático de nuestra nación», escribieron hace un año líderes demócratas en una carta a los fabricantes hace sólo un año.

Mientras, los medios siguen presentando a Biden como el presidente indudable, elucubrando soñadoramente sobre sus políticas en esto y en aquello, despreciando a Trump como un payaso y mal perdedor que sigue dando la brasa con “acusaciones infundadas” de fraude. Oh, eso es porque no han oído hablar a Powell. 

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