«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU

Mirar con cariƱo hacia lo nuestro

Banderas ondeando en una manifestación por la defensa de la unidad de España. Shutterstock
Banderas ondeando en una manifestación por la defensa de la unidad de España. Shutterstock

Los americanos todavĆ­a pueden sacar a pasear la bandera para celebrar su dĆ­a grande. En realidad, la sacan en cualquier momento. La bandera. Es algo que aquĆ­ no podemos hacer. O sĆ­ podemos, pero ya sabes, el primero en arrugar la nariz serĆ­a el presidente del Gobierno. Y mĆ”s de la mitad del Consejo de Ministros la considera bandera enemiga o red flag de fascismo. Pronto volverĆ”n los tiempos en que la bandera aglutine a todos. O mĆ”s bien, los tiempos en que la izquierda comprenda que bajo la bandera espaƱola cabemos todos, o al menos, todos los que aceptamos la Constitución, condición que deja fuera de su cobijo de nuevo a buena parte del Gobierno y a la totalidad de sus socios. 

Los americanos todavĆ­a pueden sacar a pasear la bandera para celebrar su dĆ­a grande. En realidad, la sacan en cualquier momento. La bandera. Es algo que aquĆ­ no podemos hacer. O sĆ­ podemos, pero ya sabes, el primero en arrugar la nariz serĆ­a el presidente del Gobierno

Como es costumbre, la prensa americana ha dedicado esta semana numerosos artĆ­culos a festejar, un aƱo mĆ”s, el 4 de julio. National Review hace balance: ā€œBajo su caparazón [el de la Constitución], Estados Unidos se ha convertido en la nación mĆ”s libre, mĆ”s innovadora y mĆ”s próspera que el mundo jamĆ”s haya visto. Estados Unidos domina la cultura mundial, sigue siendo el destino mĆ”s popular para los inmigrantes y disfruta de una superioridad militar sin igualā€. Tal vez no resulte familiar esta denuncia que realizan los editorialistas de la revista: ā€œNo le corresponde a un pueblo libre ignorar las partes feas de su historia, pretender que lo que es destructivo es virtuoso, o permitirse un irreflexivo optimismo panglossiano sobre el paĆ­s en el que vive. Pero hay crĆ­tica y luego estĆ” el nihilismo, y los revisionistas mĆ”s prominentes de Estados Unidos a menudo se han desviado peligrosamente hacia el Ćŗltimo cursoā€. Tal vez se trate solo de algo que tambiĆ©n lo espaƱoles necesitamos, cada vez mĆ”s: mirar con cariƱo hacia lo nuestro.

MĆ”s de la mitad del Consejo de Ministros considera la bandera de EspaƱa enemiga o red flag de fascismo. Pronto volverĆ”n (…) los tiempos en que la izquierda comprenda que bajo la bandera espaƱola cabemos todos

Por lo demĆ”s, las celebraciones del 4 de julio se vieron empaƱadas por un nuevo tiroteo masivo. Los editores de National Review vuelven a abordar el tema con sentido comĆŗn, explicando que las particularidades de Estados Unidos hacen casi imposible detectar y prevenir este tipo de atentados, por otra parte bastante raros, incluso aunque se modificasen numerosas leyes. Entre otros asuntos, la revista seƱala un hecho cientĆ­fico: la información excesiva sobre el protagonista de cada tiroteo anima a otros a hacerlo. ā€œEste es un paĆ­s libre, y sus medios deben ser libres para actuar como les parezcaā€, pero tal vez es buen momento para reflexionar si es adecuado que ā€œel martes por la tarde, todos los principales medios de prensa de los Estados Unidosā€ siguieran ā€œobsesionados con el tirador. En nuestra cultura ebria de fama, esta indulgencia puede ser perjudicial. Un poco menos de eso serĆ­a bienvenidoā€. 

El Nuevo Catecismo Progresista no es solo la mofa de algunos columnistas, ni algo superficial y accidental, sino una peligrosa deriva donde lo teológico y lo político se entremezclan de la forma mÔs dañina

Cambiando de tercio, The Federalist aborda con valentĆ­a un asunto candente que no ocupa demasiado tiempo a los polĆ­ticos; ninguno, quizĆ”. Se trata de la epidemia de hijos huĆ©rfanos de padre que, segĆŗn reza el titular, ā€œestĆ” desmoronando nuestra sociedadā€. Un informe de Brad Wilcox y el IFS concluye que ā€œel porcentaje de niƱos que viven en hogares sin un padre biológico casi se ha duplicado desde 1960, del 17 al 32%ā€: 12 millones de niƱos en Estados Unidos crecen sin su padre. El informe seƱala que ā€œlos niƱos con padre ausente tienen menos probabilidades de graduarse de la universidad, mĆ”s probabilidades de permanecer inactivos a los 20 aƱos y mĆ”s probabilidades de ir a la cĆ”rcelā€. Por supuesto, los nuevos censores progresistas de la biologĆ­a y la ciencia descartarĆ”n este estudio y cualquier otro que no encaje en sus prejuicios, pero lo cierto es que, por mĆ”s que puedan malear lo puramente cientĆ­fico, es casi imposible que logren derrotar aquellas cosas que aĆŗn nos dicta el sentido comĆŗn. Y, por Ćŗltimo, una reseƱa de una obra de Michael Rosen en The American Conservative, que termina siendo un ensayo filosófico de calado que invita a reflexionar sobre las tesis de la secularización, una de las cuales apunta a ā€œla traducción superficial de los conceptos teológicos tradicionales al lenguaje polĆ­tico modernoā€. ā€œNo es difĆ­cilā€, seƱala, discernir los contornos familiares de la doctrina del pecado original que se encuentra en el corazón de las polĆ­ticas de identidad de hoy, ni cómo la prĆ”ctica de la herejĆ­a puede hacer que uno sea excomulgado de las redes socialesā€. Al final, el Nuevo Catecismo Progresista no es solo la mofa de algunos columnistas, ni algo superficial y accidental, sino una peligrosa deriva donde lo teológico y lo polĆ­tico se entremezclan de la forma mĆ”s daƱina.

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