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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Desmontando las cinco grandes mentiras de la inmersión lingüística catalana

El consenso social que genera la inmersión lingüística o las mejores notas de los alumnos de este modelo educativa. Desmontamos estas y otras tres mentiras del nacionalismo catalán.

Desde que el Partido Popular plantease la posibilidad de cumplir con la ley y las sentencias para rescatar el castellano del abismo en las aulas catalanas, el separatismo y sus aliados ideológicos han sacado los dientes en defensa de la inmersión lingüística.
Sólo una docena de centros ofrecen el 25% de las materias en castellano, en cumplimiento con las resoluciones tanto del Tribunal Supremo como del Constitucional que obligan a ello. Y el Gobierno -sí, también como táctica electoralista ante el auge de Ciudadanos- se ha limitado a asegurar que se intentará respetar la legalidad.
El nacionalismo catalán ha venido haciendo y deshaciendo a su antojo -siempre con el visto bueno de Madrid- en lo que a Educación se refiere. Más de treinta años estirando una competencia que ha pasado a convertirse en una soga para el castellano. Los argumentos del separatismo para justificar la preeminencia del catalán van desde las mejores notas que obtienen los ‘hijos’ de la inmersión, hasta su presunto papel cohesionador.
Convivencia Civil Catalana ha realizado un informe en el que desmonta las cinco grandes mentiras de la inmersión lingüística catalana:

El consenso social

Que los partidos apoyen una causa no significa que la sociedad lo secunde. Por ejemplo, Asturias se ha sumido en el debate sobre la necesidad de reconocer la cooficialidad del bable y reformar el Estatuto de Autonomía. Los partidos de izquierdas lo apoyan, sin embargo el porcentaje de la ciudadanía que apuesta en mayor o menos medida por su oficialidad no llega al 40%.
En Cataluña, a diferencia de lo que venden los ‘indepes’, la inmersión lingüística no es apoyada por la mayoría de catalanes. Según el CIS, sólo el 14% defiende una Educación íntegramente en catalán. Es decir, solamente uno de cada siete es favorable a la actual inmersión lingüística obligatoria. Por contra, el 34% quiere un modelo trilingüe y el 28% apoya la preeminencia del castellano.

Un modelo avalado por Europa

La Unión Europea aboga por el respeto y la promoción de las distintas lenguas regionales. Sin embargo, el mantra de que el modelo educativo catalán es un ejemplo para los burócratas europeos no es cierto. Recuerda el informe de CCC que ‘’el Consejo de Europa ha advertido que, al igual que en Quebec, la inmersión en Cataluña debería ser voluntaria y los padres deberían tener derecho a decidir’’.
Miremos a nuestros vecinos. Francia por ejemplo. En 2015 este país descartó la posibilidad de reconocer la oficialidad del euskera y el catalán. Se argumentó entonces que ello pondría en peligro la unidad de la República (justo lo que aquí ha ocurrido).
Otro ejemplo sería el corso, cuyo reconocimiento ha solicitado la región insular desde hace años. Una de las pocas líneas rojas que impuso Macron para negociar un incremento de la autonomía de Córcega pasa precisamente por no dotar de oficialidad su lengua. Qué opresión y animadversión hacia el catalán hay en España, ¿verdad?

Un modelo de cohesión social

‘’La inmersión no es ningún modelo de cohesión social. Por contra, bajo la inmersión los niños castellanohablantes fracasan el doble que los catalanohablantes’’, reza el informe.
‘’La inmersión es un modelo no cohesionador sino discriminador: los niños catalanohablantes reciben la enseñanza en su lengua materna, en la lengua que mejor entienden y más dominan mientras los niños castellanohablantes deben sumar en el proceso de aprendizaje a la dificultad propia de las materias una dificultad lingüística añadida: estudiar, expresarse, leer o examinarse en una lengua que no es la suya. Los peores ratios de rendimiento escolar de los alumnos castellanohablantes en Cataluña así lo confirman’’.

Integración de inmigrantes

Convivencia Civil Catalana desmonta con los datos del informe PISA este otro argumento falaz. El sistema educativo catalán, asegura, es el que ‘’consigue una menor integración del alumnado inmigrante de toda España’’.
Expone como ejemplo el caso del inmigrante hispanoamericano, para el que el idioma regional supone un obstáculo tanto en la integración como el aprendizaje. Ya lo confesaba Jordi Pujol en aquel libro cuando aseguró que era mejor atraer la inmigración árabe que la de los países de habla hispana.
Según su parecer, a los hispanohablantes ‘’les cuesta entender la catalanidad’’ y eso podría poner en peligro su proyecto nacionalista. Decía Pujol que fue más fácil integrar a los ‘’andaluces durante el franquismo’’ y ‘’a un marroquí, religión aparte’’ que a los sudamericanos.

El dominio del castellano

“Con solo 2 horas de castellano, lo dominan más que el resto de España”. Esta es la quinta y última mentira que desmonta CCC y que hace sólo unos días repitió Pablo Iglesias. “Los niños y niñas catalanes obtienen puntuaciones mejores que los niños del resto del Estado”, aseguró el líder de Podemos.
Sin embargo, esta afirmación no es cierta según los últimos resultados del informe PISA. Si bien los niños catalanes están por encima de la media nacional, hay hasta cuatro regiones que sacaron mejor puntuación. Este es el ránking según las tres pruebas realizadas:
-Ciencia: Castilla y León consigue la primera posición con 519 puntos, seguida de Madrid (516), Navarra (512), Galicia (512) y Aragón (508). En esta categoría Cataluña no aparece hasta la sexta posición con 504 puntos.
-Lectura: El top tres vuelve a estar integrado por Castilla y León, que vuelve a sobresalir con 522 puntos, Madrid (520) y Navarra (514). Le siguen Galicia, Aragón, Cantabria y, en séptima posición, Cataluña obtiene 500 puntos.
-Matemáticas: Navarra gana en esta categoría con 518 puntos, seguida de Castilla y León (506) y La Rioja (505). Por detrás están Madrid, Aragón y Cataluña.
En base a estos resultados del informe PISA, se podría afirmar que es Castilla y León la región más aventajada a nivel educativo, y no Cataluña, como ha insistido Pablo Iglesias.
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