El Ayuntamiento de Valencia, que dirige Joan Ribó (Compromís) tiene prevista la puesta en marcha de un Centro Municipal de Recogida de Animales que contará con un presupuesto de más de 2,7 millones de euros, al que habrá que sumar los costes de mantenimiento cuando esté listo.
El espacio, que está diseñado para acoger a más de 70 gatos y entre 80 y 100 perros, es considerado «de lujo», pues cuenta con un sistema de calefacción por infrarrojos, instalación de placas solares, habitáculos con vistas al exterior, etc.
«El bienestar de los animales es la prioridad absoluta para la Concejalía de Bienestar Animal», aseguró la edil Gloria Tello. «El actual centro de Benimamet es insuficiente en espacio (…). Creo que una sociedad también se mide por el trato que de a sus animales», afirmado, según recoge El Confidencial. «Hay que trabajar para que ningún ser vivo padezca y todos vivan en condiciones dignas«, ha señalado, ante las críticas por el coste del espacio en un momento en el que los índices de pobreza se disparan y cada día con más las familias en la ciudad que no pueden dar tres comidas al día a sus hijos y que pasan frío al no poder pagar la calefacción.
Continúa la tramitación de la ley animalista
Mientras, continúa la tramitación de la Ley de Bienestar Animal impulsada por el Gobierno de coalición PSOE-Podemos, una norma que no ha tenido en cuenta a la comunidad científica ni al campo, a las personas que trabajan con animales y cuidan de ellos. Desde el sector de la caza reclaman que se excluya a la actividad cinegética del proyecto «porque de lo contrario la caza desaparecía». «Esta norma nace del activismo radical», añaden.
«Se ha tratado de vender que el debate es bienestar animal sí, bienestar animal no, y esa no es la cuestión. Nadie está en contra del bienestar animal y mucho menos los cazadores», dijo el presidente de la Real Federación Española de Caza (RFEC), Manuel Gallardo, hace dos semanas en el Congreso.
En este sentido, llamó a entender que «no todos los perros son iguales, porque no es lo mismo un chihuahua que duerme en un piso de Madrid, que un mastín en una de León, porque no son iguales sus necesidades». E insistió en que estos proyectos legislativos obedecen a una «ofensiva animalista» que trata de imponer su «particular ideología».
«Hablamos de una minoría que intenta implantar un nuevo modelo social en el que los animales ocupen un espacio que no les corresponde, por las propias leyes de la naturaleza y por nuestra propia supervivencia», concluyó.
