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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El separatismo fija ahora 2021 como su nuevo horizonte para la 'república'

Esto no es un dejá vu. Se avecinan tres años de ‘jornadas históricas’, numeritos de Rufián, idas y salidas de la cárcel, y todo ello ante la impasible mirada del inquilino de Moncloa.

El 27 de marzo de 2017 se cumplían los 18 meses fijados en la hoja de ruta separatista para proclamara la ‘república catalana’. Rufián llegó a decir que después de ese plazo abandonaría el Congreso de los Diputados.

Como su calendario finalmente no se cumplió, los ‘indepes’ se sacaron de la manga una nueva consulta ilegal que celebraron el 1 de octubre de 2017. Tras semanas de idas y venidas -con deserciones y anuncios de anticipo electoral- el Parlament proclamó la ‘república catalana’ y la desproclamó a los pocos segundos.
Desde ese fatídico mes de octubre ha habido una aplicación light del artículo 155 de la Constitución, querellas de la Fiscalía, encarcelaciones de dirigentes secesionistas y la fuga a Bruselas de Puigdemont.
Como Rajoy no estaba dispuesto a intervenir la Generalitat, firmó con PSOE y Cs que la aplicación del precepto recogido en la Carta Magna caducaría con la elección de un nuevo Govern.
¿Y dónde estamos ahora? En el punto de partida, como diría aquella folclórica. Puigdemont quiere ser presidente, el Gobierno no quiere que Puigdemont sea presidente, ERC tiene dudas de que Puigdemont vaya a ser presidente y a la CUP le da igual quién sea presidente.

2021, nueva fecha para hacer historia

Como el independentismo no se cansa de hacer historia, ahora tienen un nuevo año para apuntar en sus calendario. El 2021 es la fecha escogida por Ómnium Cultural para culminar la implementación de la ‘república’. La entidad separatista, cuyo líder permanece en la cárcel desde hace varios meses, es uno de los pilares fundamentales sobre los que se sustenta todo el proceso rupturista -a ojos del juez Llarena-.
Su papel no es menor y fue uno de los encargados junto a la ANC de fijar la anterior hoja de ruta histórica. Esta semana, para seguir intentando marcar a fuego su nombre en los libros de las futuras escuelas republicanas, Ómnium arranca la celebración de sus asambleas territoriales, que debatirán las líneas maestras del nuevo plan estratégico de la asociación.
Las propuestas que generen la cuarentena de sedes territoriales de esta entidad se integrarán en el plan de trabajo global que deberá aprobar su asamblea general en marzo.
Òmnium, fundada en 1961 y que contabiliza cerca de 96.000 socios, ha sido en los últimos años, junto a la Asamblea Nacional Catalana (ANC), uno de los actores más influyentes en el proceso secesionista y en el rumbo que adoptó el Govern de Carles Puigdemont.

El plan de la ANC

Mientras que Ómnium se ha limitado por el momento a fijar la fecha de la ruptura hitórica definitiva, la ANC ha ido detallando los planes para acometerla en su propia hoja de ruta –también histórica y definitiva– de cara a este curso 2018-2019.
La asociación –cuyos métodos de financiación son cuando menos dudosos– apuesta por incrementar las movilizaciones, y por el control de una fuerza pública «suficiente» para garantizar la «seguridad de los catalanes en las circunstancias ordinarias y  en las situaciones de conflicto».
Evitando en su caso establecer fechas concretas, el objetivo final es la celebración de elecciones constituyentes y la ulterior redacción de una Carta Magna.
Entre sus prioridades está la de seguir llenando las calles e ir ampliando poco a poco la base social del independentismo, algo que no les resultará especialmente difícil después de que el Gobierno rechazase intervenir la Educación o los medios públicos de comunicación en virtud del artículo 155.
Además del control policial, la creación de la Hacienda catalana y la promoción exterior serán otros de sus objetivos. Todo muy novedoso…
Aclaración: No, esto no es un dejá vu. El separatismo quiere seguir haciendo historia y al final termina por repetirse como el ajo. ¿A alguien le extraña que el preso compañero de Jordi Sánchez pidiera su traslado ante la ‘matraca que le daba’?
Por último, estén atentos a Gabriel Rufián porque si se cumple esta nueva hoja de ruta -histórica y definitiva, recuerden- podría finalmente llevarse la impresora y abandonar para siempre el (franquista y represivo) Congreso de los Diputados. Y si no, hasta la próxima.
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