De la casi veintena de personas que auparon a Pedro Sánchez a la Secretaría General del PSOE por primera vez, en 2014, hoy no queda ninguna en el entorno del presidente. Entre esos asesores había periodistas, amigos personales del entonces joven diputado, cargos regionales del partido… Todos han sido sacrificados por Sánchez en el momento oportuno, con un sólo objetivo: mantenerse al frente del PSOE primero, recuperar su control después, y no perder el poder como jefe del Ejecutivo. A costa de lo que sea.
El uso del avión del ejército destinado al uso presidencial, el famoso Falcon, los ingentes recursos públicos gastados en propaganda sanchista más que gubernamental, o las últimas negociaciones ofreciendo a Junts y ERC camuflar en los Presupuestos cesiones fiscales a cambio de sus votos, es decir, pagos con el dinero de todos los españoles, además de la tan mencionada amnistía, dan una idea de la manera de operar de Sánchez: cualquier recurso, personal o material, privado o público, es utilizado para su propio beneficio siempre que lo considera necesario. Sólo cuentan un tipo de objetivos: los suyos.
De su forma de conseguirlos pueden dar buena cuenta las decenas de personas que han conformado no un núcleo duro de Pedro Sánchez, sino incontables núcleos que han ido variando a una velocidad de vértigo. Se da por hecho que en Moncloa la guardia pretoriana del líder socialista la componen el director del Gabinete de la Presidencia, Óscar López, y los ministros Félix Bolaños, María Jesús Montero y Pilar Alegría. Una pista de lo firme que es en estos momentos la confianza del presidente en Montero y Alegría la da el hecho de que ayer fueran confirmadas como dos de las elegidas del equipo negociador final de cara a la investidura.
Pero nada es nunca definitivo en la sede de la Presidencia. Pocos recuerdan ya a Iván Redondo, asesor de cabecera del presidente y artífice de la moción de censura contra Mariano Rajoy, que aseguraba ser capaz de tirarse por un precipicio por Sánchez. Ni hizo falta que se lanzara él mismo, lo hizo el propio Sánchez. Hace dos años dejaba de ostentar ninguna responsabilidad en Moncloa de manera repentina. Algo parecido le sucedió al exministro José Luis Ábalos, antaño mano derecha del presidente en funciones en el Consejo de Ministros y en Ferraz. Tras organizar la crisis de Gobierno del verano de 2021, él fue el último en abandonarlo. Hoy es un diputado raso al que ni siquiera se le permite conceder entrevistas con libertad.
El resto del mencionado equipo negociador de la investidura lo componen Santos Cerdán, Hana Jalloul, Óscar Puente y José Ramón Gómez Besteiro. Santos Cerdán es el secretario de Organización del PSOE, que precisamente esta semana ha viajado en secreto a Francia junto a otro miembro de la Ejecutiva, Juan Francisco Serrano, mientras Carles Puigdemont se encontraba en el país. Cerdán le ganó hace un año la batalla a otra ex amiga y ex persona de confianza de Pedro Sánchez en Ferraz: Adriana Lastra. Cuando hace un año Sánchez obligaba a dimitir a la número dos de los socialistas, muchos pensaron que el siguiente en caer sería el todavía secretario de Organización, en el que el secretario General también había perdido la confianza por entonces. Santos Cerdán se negó a dimitir y a día de hoy y sin que se conozcan muy bien las razones, vuelve a contar con su máxima confianza.
También hace algo más de un año fue cesada Maritcha Ruiz Mateos, directora de Comunicación del partido desde 2018, y amiga de Sánchez desde su época en las Juventudes Socialistas en el barrio madrileño de Tetuán. Este ha sido, quizá, el abandono más impactante de todos los protagonizados por el líder a lo largo de su vida política. Si había un nombre claro tras el éxito de Sánchez, era el suyo. Ruiz Mateos fue recolocada al frente del Hipódromo de la Zarzuela, y sustituida por Ion Antolín, que la pasada semana se hacía conocido por exigir con malas formas a periodistas que borraran tuits críticos con Óscar Puente. La influencia de la antigua responsable de prensa en el partido, sin embargo, sigue siendo enorme. De hecho muchos periodistas siguen consultándole sus informaciones en lugar de hacerlo con su sucesor.
En el grupo socialista en el Congreso también cambian los favoritos del líder máximo sin que sea fácil llegar a conocer el porqué. Patxi López, que había perdido peso tras su corta presidencia al frente de la Cámara Baja, volvía a recuperar protagonismo al final de la pasada legislatura. Fue el elegido por Sánchez para dar la cara durante el escándalo conocido como el caso ‘Tito Berni’. Más llamativos incluso son los ascensos y las bajadas a los infiernos de Antonio Hernando y Óscar Puente. Hernando, íntimo de Sánchez hasta el punto de ser padrino de uno de sus hijos, fue apartado por el presidente de forma radical tras lograr ganar las primarias socialistas por segunda vez. Había sido el encargado de defender en el Congreso la abstención del PSOE para permitir gobernar a Rajoy tras la caída temporal de Sánchez. Absolutamente apartado de la vida política, volvió a la primera línea a finales de 2021, al ser nombrado director adjunto del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Puente, por su parte, ostentó Ella portavocía del partido durante un corto período de tiempo pero la abandonó para centrarse en su labor de alcalde de Valladolid. Al no poder repetir en el cargo tras las últimas elecciones municipales, pasó a engrosar la lista de diputados en el Congreso. En la última semana ha ganado protagonismo también tras ser el elegido para dar la réplica a Alberto Núñez Feijoo. Sánchez lo ha premiado convirtiéndolo también en uno de los elegidos del equipo negociador.
El mando absoluto de Pedro Sánchez entre los suyos, ya sea en el partido, en el Gobierno o en las instituciones, es indiscutible. Lo abultado de la lista de cadáveres políticos que ha dejado a su paso para lograrlo, también.
