«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
EL PROFESOR DENUNCIA QUE «NO SE PUEDE HACER HISTORIA DESDE EL BOE»

Tamames lanza un alegato por la concordia nacional frente al guerracivilismo del PSOE

El líder de VOX, Santiago Abascal, y el profesor Ramón Tamames. Europa Press

La sexta moción de censura de la democracia, presentada por VOX y encabezada por el profesor Ramón Tamames, retrató al Gobierno de Pedro Sánchez, que abusó del reglamento para lanzar largas proclamas propagandísticas e incluso presentar la nueva plataforma política de uno de sus miembros. El resultado —53 votos a favor, 201 en contra y 91 abstenciones— ha mostrado que sólo VOX y Pablo Cambronero, diputado del grupo mixto, enmiendan al Ejecutivo.

El camino hasta esta sesión de día y medio en el Congreso es conocido por todos: Santiago Abascal tendió la mano –ante el ataque sistemático del Gobierno a las instituciones– al resto de partidos de la oposición y también a la sociedad civil para una moción de censura de unidad, con un candidato independiente y con el objetivo de convocar elecciones inmediatas. Incluso ofreció liderarla al PP, que desde el primer momento rechazó la propuesta bajo la excusa de que no daban los números, un manido argumento que repitió Cuca Gamarra en el pleno y que invalida toda labor parlamentaria en la legislatura. La portavoz de los populares –Feijoo no estuvo presente en la Cámara– pidió a Pedro Sánchez que adelante las elecciones a la vez que su grupo no apoyó la moción para –precisamente– convocar a las urnas a los españoles el 28 de mayo, coincidiendo con los comicios municipales y autonómicos.

A la incongruencia del PP, que ya ve «muy cerca» a su líder de La Moncloa, veremos si apoyándose en el PSOE como anhela su dirección nacional, cabe sumar la histeria de Patxi López, que defendió a gritos la gestión socialista, dijo que los dirigentes de VOX eran «odiadores profesionales» y –sobre todo– apeló al revanchismo histórico que suele sacar a pasear el PSOE en las precampañas electorales y al «orgullo de los demócratas» por la exhumación de Franco. Al portavoz socialista le respondió Tamames, que le recomendó «tranquilidad» porque «se excita demasiado» y retrató –y ridiculizó– el guerracivilismo del PSOE asegurando que hoy España está «en las rutinas del 36» y recordando que «ser antifranquista hoy no tiene ningún mérito». «No se puede hacer Historia desde el Boletín Oficial del Estado», zanjó el profesor en un alegato por la concordia nacional que inició el martes al manifestar que la memoria democrática «está faltando a la veracidad y está por el partidismo«, que no se puede hablar de buenos y malos en la guerra civil porque «se cometieron atrocidades» en ambos bandos y que hay que dejar la Historia para los historiadores.

Tamames también se refirió al suicidio demográfico, recordando que no se llega «al turno de reemplazo» y que el año pasado el crecimiento total de la población fue negativo, a los problemas de calidad en la Educación y a la «inseguridad jurídica» que sufre España ante la okupación. Denunció el «desmadre generalizado del gasto publico en función de propósitos electorales» y acusó al Gobierno de utilizar a las mujeres como si fueran «una moneda de cambio», reivindicó a Isabel la Católica, que «ya en el siglo XVI tenía más poder que el propio rey», y subrayó que hoy hay «más violaciones que antes de esta oleada feminista».

El profesor, vilipendiado por su edad y acusado en el pleno de «endulzar el veneno de VOX» –¿quién odia, Patxi?–, recordó que la sede de la soberanía nacional «no es una casa para dar gritos», lamentó que la moción de censura se convirtiera en un mitin que no esperaba –«no es manera de recibir a nadie y menos a un candidato»– y agradeció a VOX su valentía para proponerle como candidato en toda una lección de parlamentarismo que ya no se recordaba en la carrera de san Jerónimo.

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