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BRETT KAVANAUGH FUE NOMINADO POR TRUMP

Intentan matar a un juez conservador del Supremo para evitar la sentencia del aborto

El juez del Supremo de EEUU Brett Kavanaugh. Reuters

Menos mal que Joe Biden nos advirtió al principio de su mandato, y el FBI y el Departamento de Justicia confirmaron, que la gran amenaza violenta que pende sobre Estados Unidos es el «supremacismo blanco» -es decir, los votantes de Trump-, porque si no podríamos engañarnos pensando que la ira criminal está al otro lado.

Para que no haya dudas, citaré al Washington Post, nada sospechoso de peligroso trumpismo: «Un californiano ha sido detenido por la Policía portando, al menos, un arma cerca de la casa de Brett Kavanaugh en Maryland después de decirles a los oficiales que quería matar al juez del Tribunal Supremo». ¿Razón? La filtración a la prensa de documentos que sugieren que el Tribunal Supremo podría revertir la sentencia de Roe contra Wade que en los años setenta convirtió el aborto provocado en un «derecho constitucional».

Un loco más, ¿no? Quizá, solo que la suya es una «locura» azuzada irresponsablemente desde las instancias más altas del Partido Demócrata. Así, poco después de conocerse la opinión del alto tribunal, el veterano Chuck Schumer, líder de la mayoría demócrata en el Senado, amenazó públicamente a los jueces con estas palabras: «Quiero decirle, Gorsuch; quiero decirle, Kavanaugh, que han desatado un torbellino y pagarán el precio. No sabrán qué les ha golpeado si siguen adelante con estas horribles decisiones».

Una amenaza tan transparente, de llegar del otro lado, sería ya denunciada universalmente como «delito de odio», sobre todo porque no tiene muchas interpretaciones benignas. Los jueces del Supremo tienen un cargo inamovible y vitalicio, así que no puede referirse a que no se les vaya a renovar o a elegir para una magistratura superior inexistente. Solo puede referirse a algo como lo que ha estado a punto de pasar.

Por lo demás, Shumer está lejos de ser un caso aislado. Desde el propio presidente a la «speaker» de la Cámara, Nancy Pelosi, pasando por la exportavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, los demócratas se han permitido tranquilamente avivar la ira de las masas «woke» contra los jueces del Supremo.

El Post aclara que «dos personas familiarizadas con la investigación dijeron que la evidencia inicial indica que el hombre estaba indignado por el borrador filtrado de una opinión del Supremo que indica que la corte se está preparando para anular la sentencia Roe contra Wade». También, siguen diciendo las fuentes, estaba enfadado por los recientes tiroteos masivos y la resistencia de los conservadores a renunciar al derecho a portar armas… razón por la que cogió un arma y partió para matar a Kavanaugh.

Los medios también han facilitado el atentado fallido al transmitir constantemente frente a la casa de Kavanaugh, donde se congregan las turbas convocadas por los propios periodistas. Y, naturalmente, una Administración que, contra el sentido común y el precedente ininterrumpido, lejos de condenar el acoso a los miembros de la más alta magistratura de la democracia norteamericana, han revelado que «entienden» la indignación popular y sus peligrosas formas de presión.

Por si no quedara suficientemente claro de qué lado está el Partido Demócrata -cada vez más echado al monte- en esta cuestión, sus diputados en la Cámara de Representantes paralizaron el miércoles un proyecto de ley que habría brindado seguridad adicional a los jueces del Supremo el mismo día en que arrestaron a un hombre por intentar asesinar a Kavanaugh.

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