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ORTEGA AFIANZA SU RÉGIMEN CERCENANDO TODOS LOS ESPACIOS DE DISENSO

Nicaragua, 2023: persecución religiosa, arremetida contra la disidencia y el retorno del siniestro Ministerio del Interior

El dictador de Nicaragua, Daniel Ortega. Twitter

Una crisis sociopolítica acentuada a lo interno y marcada por el aislamiento internacional, el éxodo de centenares de miles de nicaragüenses, las graves violaciones a los derechos humanos, la brutal persecución religiosa principalmente a la Iglesia católica y el retorno del temible Ministerio del Interior, que funcionó durante la primera dictadura sandinista (1979-1990). Así concluye el 2023 en Nicaragua.

Los hechos que marcaron el 2023 en Nicaragua demuestran la crueldad de la dictadura de Daniel Ortega y su mujer Rosario Murillo, con los que buscan consolidar la dictadura a través de una política del terror.

El año concluye con el incremento de la persecución contra la Iglesia y con mucha incertidumbre por lo que estaría por venir en 2024. El retorno de las estructuras del tenebroso Ministerio del Interior, representa una mayor amenaza para la seguridad y la vida de los nicaragüenses. Creada en 1979, con la llegada del sandinismo al poder, esta fue una institución que implantó el terror. Su principal agencia, la Seguridad del Estado, estuvo encargada de persecución, encarcelamientos, desapariciones y ejecuciones de opositores al régimen sandinista en esa época.

La Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), registró más de 30,000 denuncias de violaciones de derechos humanos durante la llamada década perdida.

Esta semana la Asamblea Nacional aprobó la ley que revive el Ministerio del Interior. «Es un paso que nos da una fortaleza enorme y volvemos a contar con los dos grandes instrumentos con los que derrotamos a la contrarrevolución: el Ejército y el Ministerio del Interior», dijo Daniel Ortega al anunciar la restauración de esa institución represiva.

Más jerarcas católicos encarcelados

El 2023 termina con el encarcelamiento de otros dos jerarcas de la Iglesia Católica, se trata de monseñor Isidoro Mora Ortega y monseñor Carlos Avilés.

Monseñor Mora, de 63 años, obispo de la diócesis de Siuna, en el Caribe de Nicaragua, fue detenido el 21 de diciembre tras pedir a la feligresía durante una homilía orar para monseñor Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa y encargado apostólico de la diócesis de Estelí, condenado por la dictadura a 26 años de prisión por «traición a la patria».

Monseñor Carlos Avilés, vicario general de la arquidiócesis de Managua, fue detenido la mañana del 28 de diciembre.

El 18 de octubre, el régimen liberó a 12 sacerdotes encarcelados y los expulsó al Vaticano, luego de un acuerdo con la Santa Sede.

Mientras, los nicaragüenses fueron impedidos de participar en las procesiones religiosas, a muchas parroquias sólo se les permitió hacer recorridos en los atrios de las iglesias. Sacerdotes y religiosos, nacionales y extranjeros, fueron expulsados. A otros se le impidió el retorno al país.

Ruta de tráfico de migrantes y receptor de remesas

Nicaragua se ha convertido en una de las principales rutas para el tráfico humano con destino a Estados Unidos y Canadá, una actividad en ascenso desde 2019. Un aparente negocio lucrativo que ofrece el tránsito de migrantes a través de vuelos chárter, inicialmente para ciudadanos de Cuba y Haití, que llegan al aeropuerto internacional de Managua, una terminal controlada por los aparatos de seguridad del Ejército de Nicaragua.

Otras de las rutas para el tráfico humano son las costas nicaragüenses desde la isla de San Andrés, en Colombia; y la terrestre a través de la frontera costarricense, que también representa altos costos para los migrantes.

En vísperas de Navidad, un avión procedente de Emiratos Árabes Unidos con destino a Managua, Nicaragua, fue retenido en Francia con 303 pasajeros de India, por sospechas de tráfico humano. El avión retornó a India, pero una treintena de los pasajeros pidieron «asilo» en Francia. Dos personas son investigadas en Francia por el mismo caso.

El tráfico humano estaría dejando grandes réditos al régimen de Daniel Ortega, pero no está claro si los fondos terminan en las arcas del Estado o en cuentas privadas. Una operación que ha dejado víctimas mortales en el camino y que se realiza con total impunidad ante la vista y paciencia del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, cuyo país es el principal destino de los migrantes.

A diario arriban a la frontera sur de los Estados Unidos más de 10.000 migrantes, una cifra que se mantiene desde agosto, según los registros de la Oficina de Aduana y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).

El ascenso de las remesas

La migración de nicaragüenses también genera beneficios al régimen sandinista.

El 2023 concluye con grandes beneficios en concepto de remesas. El 83,7% de ellas proceden de Estados Unidos, convertido en uno de los principales rubros de ingresos para la nación centroamericana. Con estas se cubren las necesidades básicas de las familias y se mantiene en movimiento la economía local sin hacer ningún tipo de inversión.

El Banco Central de Nicaragua (BCN), indicó que el país recibió un récord en remesas por un monto superior a los 4.200 millones de dólares de enero a noviembre, lo que significa casi un 50% más en comparación al mismo periodo del 2022.

Un éxodo sin detener

Los nicaragüenses siguen abandonando el país por razones políticas y otros por falta de oportunidades. Los principales destinos son Costa Rica, Estados Unidos y España.

La Patrulla Fronteriza registró durante el periodo fiscal 2023, que finalizó el 30 de septiembre, un total de 138.729 nicaragüenses en la frontera. En los meses de octubre y noviembre reporta que un total de 17.940 ciudadanos de ese país fueron interceptados en la zona fronteriza.

Desde 2021, Estados Unidos registra un total de 372.041 de ingresos de nicaragüenses en la frontera sur.

El retiro de Nicaragua de la OEA

En noviembre el régimen de Ortega oficializó el retiro de Nicaragua de la OEA, dos años después de iniciado el proceso de abandonar el organismo luego que la Asamblea General descalificó las elecciones presidenciales de noviembre de 2021, en las que el dictador sandinista encarceló a sus adversarios políticos y se adjudicó un nuevo periodo presidencial.

En febrero, Ortega liberó a parte de sus adversarios, a quienes desterró en un grupo integrado por 222 personas. En el grupo también viajaron exaliados de Ortega a quienes Estados Unidos no permitía el ingreso a su territorio por terrorismo, exfuncionarios y paramilitares, que habían sido encarcelados semanas antes de la expulsión.

2023 también estuvo marcado por el cierre de organismos no gubernamentales, entre ellos asociaciones de beneficencia y religiosas en un país donde la pobreza es cada vez mayor. En diciembre El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) fue expulsado por el régimen de Daniel Ortega, tras cuatro años de permanencia para visitar a privados de libertad y ser el contacto entre los presos y sus familias.

Panorama sombrío en 2024

Carla Sequeira, abogada de la CPDH y exiliada en Estados Unidos, sostiene que el panorama es bastante sombrío y difícil para los nicaragüenses. «Realmente no se ve una mejoría en la situación que se está viviendo en Nicaragua actualmente. Al contrario, creo que habrá más represión, asedio, hostigamiento por parte del régimen de Daniel Ortega. Ese es el modus operandi cuando sienten que están perdiendo algún terreno. Lo hacen a través de la represión, asedio y detenciones ilegales para que la gente sienta que ellos tienen el poder, que tienen sartén por el mango y silenciar».

Las acciones de Ortega crean incertidumbre en la economía y frenan la inversión privada. «La economía está empeorando, estamos viendo que Nicaragua se está manteniendo gracias a las remesas que recibe de diferentes países donde están los exiliados», acotó la defensora de derechos humanos.

Y mientras eso ocurre, una de las herramientas de sanciones contra el régimen de Daniel Ortega acaba de expirar. Se trata de la ley de sanciones conocida como La Nica Act, que concluye este 31 de diciembre y fue aprobada durante la administración del expresidente Donald Trump. Los llamados líderes de la oposición nicaragüense permanecen en silencio.

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