El pasado 14 de abril, Federico Gutiérrez superó a Gustavo Petro en las apuestas que se pueden hacer a través del mercado de predicción virtual PredictIT, algo que hasta hace unos meses era impensable. La Revista Semana recordó entonces que esa plataforma “acertó en las predicciones sobre los ganadores de las consultas interpartidistas, votadas el pasado 13 de marzo, y que los que lideraban terminaron ganando en su respectiva consulta”.
El 17 de abril Petro volvió a liderar en dicha plataforma, pero no logró recuperar el terreno perdido desde marzo, mientras que Gutiérrez sigue avanzando (aunque con una caída el último fin de semana). Es importante aclarar que no se trata de encuestas sino de una plataforma en la que se puede apostar y en la que participan diferentes perfiles; aún así, es una fuente más que está validando los cambios que se han dado desde el 13 de marzo, cuando se definió la candidatura presidencial del Equipo por Colombia y se refrendó la de Petro como líder máximo del Pacto Histórico.
El último escándalo en el que se ha visto envuelto Petro, por la visita que su hermano hizo a varios dirigentes políticos en las cárceles de Colombia y (que el propio Petro no negó, sino que validó, retomando su tesis del “perdón social”), es muestra de la estrategia electoral de su campaña, que busca sumar los votos de todos los sectores, incluso de aquellos a los que alegó haber combatido y metido a la cárcel, como varios políticos corruptos e incluso vinculados al paramilitarismo. Inclusive, sus más cercanos defensores, entre los que se cuentan su hijo Nicolás (diputado a la Asamblea del Departamento del Atlántico), reconocieron que las declaraciones de Petro y el obrar de su hermano corresponden a un “error infantil”, que ahora les está costando mucho.
El lunes en la mañana, la fórmula del Pacto Histórico, Petro y Francia Márquez, se dirigieron a la Notaría 17 en el centro de Bogotá y firmaron un documento en el que se comprometieron a no expropiar. “Si incumplo lo que dice puedo ser procesado por falsedad en documento público, mi firma es en un documento público, incumplirla significaría un delito”, expresó el candidato. De inmediato hubo reacciones, entre ellas la del abogado Daniel Briceño, quien recordó que “la palabra EXPROPIAR no aparece dentro del programa de gobierno de Gustavo Petro. La palabra DEMOCRATIZAR aparece 10 veces”.
Por su parte, Federico Gutiérrez convocó a rueda de prensa en los alrededores de la cárcel La Picota, lugar de reunión de integrantes de la campaña de Petro con políticos condenados, con el fin de dar a conocer su propuesta en contra de la corrupción, que incluye “cárcel, muerte política y pérdida de investidura para funcionarios corruptos, pero además también extinción de dominio”. Allí expresó que “es muy grave cuando se habla con los peores corruptos, con quienes se robaron a Bogotá, con quienes se han robado otros municipios y otros departamentos y se vienen a buscar sus votos a cambio de rebaja de penas”. Todo parece indicar que mientras Gutiérrez lanza sus propuestas, el candidato del Pacto Histórico tiene que juramentar en notaría que no haría algo de lo que históricamente ha hablado.
Para muchos, Petro ya llegó a su techo y es por eso que está haciendo un esfuerzo desmedido y a veces descontrolado por sumar nuevos respaldos a su candidatura, independientemente del impacto que ello pueda tener en su nicho electoral, hasta ahora sólido. En contraste, Gutiérrez parece seguir la máxima napoleónica de no interrumpir al enemigo cuando está cometiendo un error. El Pacto Histórico está en una espiral de incongruencias que le está pesando y que sirve de soporte para la campaña de Gutiérrez, que más allá de la animadversión que siente la opinión pública en contra de Petro, sigue sin poder conectar emotiva y programáticamente con la ciudadanía y sin poder desprenderse de la cercanía con el actual Gobierno, algo que también puede llegar a pasar factura.
Las apuestas y las encuestas empiezan a favorecer a Federico Gutiérrez y, el “Pacto de la Picota”, como ya se conoce la propuesta de “perdón social” para corruptos de Petro, alejan al centro y a los otros candidatos presidenciales de su campaña en una segunda vuelta. Lo grave del asunto es que parece repetirse el escenario de 2018. Es decir, aquel donde no ganó un candidato y una propuesta, sino que perdió la izquierda. Esa misma que en los primeros meses del Gobierno de Duque logró imponer su agenda a través de movilizaciones y protestas.
Ojalá el Equipo por Colombia aprenda de la experiencia de estos cuatro años y sepa que, como dice el adagio popular, “la tercera es la vencida”. Santos y Duque mantuvieron una agenda social demócrata, contraria a lo que prometieron en las urnas. Si eso vuelve a ocurrir, en 2026 ya no habrá muro de contención posible.