En menos de un mes, en Chile se realizará la primera vuelta presidencial. Las últimas semanas se han caracterizado por numerosos debates y entrevistas a los siete candidatos. No obstante, de todos ellos, Gabriel Boric (Frente Amplio, del pacto Apruebo Dignidad) ha destacado, pero no por su rigurosidad o por una impronta de estadista, sino más bien por la relativización de la violencia y la poca claridad de los índices y cifras económicas. Empero, lo anterior no lo ha perjudicado en estar primero en los distintos sondeos de opinión.
Gabriel Boric logró visibilidad durante las movilizaciones estudiantiles universitarias del año 2011, siendo uno de los rostros líderes de la FECH (Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile) junto a otros personajes como Giorgio Jackson, Camila Vallejo y Karol Cariola. Este escenario generó que estos cuatro jóvenes saltaran de la universidad directamente al Congreso, sin pasar por trabajos previos en sus áreas. En el caso de Boric, no logró titularse de la carrera de Derecho, pero eso no le impidió alcanzar la popularidad entre los jóvenes izquierdistas.
Con lo anterior, es necesario recordar la importancia que tuvieron las revueltas del 2011, pues nos permite entender el escenario actual de Chile y cómo se instaló el liderazgo de Boric para la presidencia a pesar de tener solo 35 años.
Previamente, en el año 2006 se realizaron protestas estudiantiles de secundarios, conocidas como la “Revolución Pingüina”. Se manifestaron contra la LOCE (Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza) por tener su origen en el Régimen Militar, por lo que se instaló el discurso de que la normativa educacional no era legítima. Igualmente, se reclamaron temáticas como acceder a beneficios de manera gratuita como un pase de transporte público.
Estas revueltas fueron la antesala del 2011, las que, para esta ocasión, fueron articuladas por estudiantes universitarios. Radicalizaron el relato del 2006 al reclamar “Educación gratis y de calidad”. Los lineamientos discursivos apuntaron a demonizar a la educación privada, y que solo debe existir educación pública y estatal. Por ello, se demonizó el lucro a pesar de que, en la mayoría de los planteles educativos de nivel superior, las matrículas y aranceles se han destinado a la mejora de infraestructuras y al desarrollo de investigación y docencia.
Además, desde el año 2011 estallaron otros movimientos sociales como el “No+AFP”, “Patagonia sin represas”, “Asamblea Constituyente”, entre otros. Lo que tenían en común era justamente una crítica estructural al sistema político, e instalaron el discurso que los malestares de los chilenos se explican por un “neoliberalismo” que ha profundizado salvajemente las desigualdades.
En el contexto de numerosos movimientos sociales que han instalado múltiples antagonismos es que Boric se postuló como diputado en las elecciones del 2013 por el Distrito 60 (Región de Magallanes y Antártica Chilena). Así, asumió la legislatura del 2014-2018 y fue reelecto para el periodo 2018-2022.
Los años que lleva Boric como diputado se han caracterizado por dos revueltas bastante radicales, como también, numerosas polémicas por su relativización a la violencia.
En primer lugar, durante el 2018 estalló el Movimiento Feminista que logró paralizar las clases de casi todos los planteles universitarios del país y de los “colegios emblemáticos” (liceos históricos que han sido articulados por grupos izquierdistas radicales). Este movimiento instaló con gran fuerza el discurso de la ideología de género, siendo ampliamente aceptada en la ciudadanía y por el sector político de Boric. Por otro lado, validó las formas violentas de protestas durante las revueltas del 18-O del 2019, en las que el diputado frenteamplista incluso participó de ellas a pesar de que la calle lo linchó. Esto no fue impedimento para relativizar la insurrección y la revuelta porque, tal y como señalan desde su sector político, “todas las formas de luchas son válidas”. De igual manera, ha avalado el indulto a los “supuestos” presos políticos de la revuelta.
Dado lo anterior, se evidencia una erótica relación con la violencia por parte de Gabriel Boric que nos debe preocupar. A inicios del año 2018, el frenteamplista, en su rol de diputado, se unió a manifestaciones a favor del terrorista Mauricio Hernández Norambuena (alias Comandante Ramiro), miembro del grupo guerrillero de ultraizquierda Frente “Patriótico” Manuel Rodríguez (FPMR) y autor material del asesinato al Senador Jaime Guzmán, ocurrido en plena democracia en el año 1991. En esa oportunidad, Boric señaló que “El legado del Frente (…) es algo que tenemos que defender en la historia. Permítanme expresarle todos mis respetos a la distancia al Comandante Ramiro”.
Como si fuera poco, estos hechos siguen ocurriendo. En agosto de 2018 se reunió secretamente en Francia, con otro autor material del asesinato del Senador Guzmán, Ricardo Palma Salamanca. El asesino se escapó de la cárcel de Alta Seguridad en 1996 tras recibir dos cadenas perpetuas. Posteriormente, en diciembre de 2018, el candidato José Antonio Kast dio a conocer un video del año 2017, en el que aparece Boric siendo entrevistado por un músico de ultraizquierda. Este último le entrega al diputado frenteamplista una polera estampada con la cara del Senador Guzmán baleado y ensangrentado. Al recibirla responde de manera sonriente con un “Bueeena” y que “Aguante, la voy a llevar ahí a CNN”.
Tras darse a conocer cada uno de estos hechos, Boric procedió a pedir disculpas públicas en cada situación. Pero esto ocurre cada vez que se equivoca en algo. Esta es la misma tónica que ha utilizado en su carrera hacia la presidencia tras confundirse, por ejemplo, con las cifras económicas, pues, en los últimos debates televisivos y radiales ha errado profundamente en esta materia.
Por ejemplo, en el programa “Mentiras Verdaderas” del canal La Red, el candidato frenteamplista, al hablar sobre su propuesta de impuestos para los “súper ricos”, incluyó a las empresas con ganancias superiores a 1.000 UF (30 millones de pesos chilenos, 31 mil seiscientos euros aproximadamente). El entrevistador le respondió que 1.000 UF para las empresas no es tanto, por lo que Boric respondió “no tengo la cifra exacta”.
Otro caso que evidencia el poco conocimiento económico del candidato es cuando Boric señaló que destinaría 400 mil millones de dólares a la inversión de agua en el país. Específicamente señaló que “sobre el financiamiento, no alcanzo a decirlo ahora, pero tenemos bastantes propuestas en nuestro programa, vamos a requerir al menos 400 mil millones de dólares al año para agua potable rural y lo mismo para la recuperación ecosistémica”. No obstante, esta cifra supera con creces el presupuesto total anual, pues, por ejemplo, para el 2021 el presupuesto fue de 101.000 millones de dólares, y el candidato Parisi lo increpó al señalar que el presupuesto anual, solo para temas hídricos, quintuplica el presupuesto total de Chile de un año.
Gabriel Boric, la carta del Frente Amplio y del Partido Comunista, ha liderado las distintas encuestas de opinión. A pesar de que en el sondeo de Cadem del pasado lunes, José Antonio Kast lo superó desplazándolo a segundo lugar. No obstante, en segunda vuelta sigue apareciendo como el favorito. Por ello, es preocupante que un joven de 35 años que no tenga experiencia laboral más que ser diputado, sea el posible presidente de Chile. Y no solo por su poca trayectoria, sino por sus definiciones (o la falta de ellas).
Primero, porque ha relativizado la violencia, apunta que Chile se refunde en lineamientos sumamente radicales. Segundo, porque no tiene un equipo técnico económico serio que permita que Chile progrese.
Al contrario, como ha sucedido en otros países de la región latinoamericana, Chile bajo la conducción de un probable gobierno izquierdista de Boric se verá bajo una incertidumbre constante y la crisis económica se profundizará. Empero, hemos visto que las encuestas no siempre aciertan con la voluntad ciudadana, y por el bien de Chile, esperemos que no le achunten con el candidato del Frente Amplio.