«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Los seis pasos para blanquear agresiones y asesinatos de la ultraizquierda

Medios de comunicación, políticos de todo signo y usuarios de redes sociales están empeñados en manipular la realidad para justificar asesinatos como el de Laínez

El asesinato de Víctor Laínez vuelve a dejar claro que existe un método organizado, un manual asumido por una parte del sistema político y mediático para blanquear los crímenes contra aquellas personas que no tienen ningún miedo a mostrarse como patriotas. La estrategia es más que clara y, en este caso se están cumpliendo todos y cada uno de los pasos.
Es más que interesante analizarlos uno a uno. Establecer ejemplos de cómo desde muchos medios de comunicación, partidos políticos, instituciones públicas y desde las redes sociales se está cumpliendo este manual. Con ello consiguen que casos como el de Laínez, asesinado por llevar una bandera de España, acaben siendo asumidos por una parte importante de la sociedad como algo natural.

1.- Ocultar el ataque

En esto existe una connivencia clara entre la mayoría de los medios de comunicación y los responsables políticos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La mortal agresión contra Laínez se produjo en la noche del viernes al sábado pero hasta tres días después, y solamente gracias a la acción de algunos usuarios de las redes sociales que mantenían contacto con familiares y amigos de la víctima, no empezó a hablarse de la noticia. Primero fuimos algunos medios los que investigamos y publicamos la información, pero hubo que esperar hasta el martes para que los grandes grupos de comunicación se hicieran eco.
Esta forma de actuar choca con otros casos, como el de Carlos Palomino, un joven perteneciente a grupos de la ultraizquierda que fue asesinado el 11 de noviembre de 2007 por la mañana. Su asesinato abrió todos los telediarios de aquella tarde. Fueron suficientes unas pocas horas para que ese asesinato fuera elevada a la noticia más importante del día. En el caso de Laínez hubo que esperar tres días para conocer la agresión que había sufrido supuestamente a manos de un grupo de radicales de izquierda.

2.- Dar datos confusos o falsos

Esta es una de las técnicas más depuradas de todo el proceso. Es la parte con la que más se manipula a la opinión pública. Ante la falta de informaciones, las redes sociales juegan un papel muy importante en este proceso. Basta con que alguien suelte una ocurrencia como para que se convierta en una verdad. El problema es que muchas de esas ocurrencias son filtraciones interesadas por parte de quienes participan en el blanqueamiento del crimen.
El ejemplo más claro en este caso es el juego con la nacionalidad del detenido y principal sospechoso, Rodrigo Lanza. Primero se dijo que era chileno, luego, tras la publicación en un medio de comunicación, se informó de que tenía la doble nacionalidad chilena e italiana. El debate ya no era si la acción que se le achacaba por parte de los investigadores policiales era un crimen brutal, el debate es si se le debía haber expulsado de España tras pasar cinco años en la cárcel por dejar tetrapléjico a un guardia urbano de Barcelona.
La información, con un claro contenido tendencioso, ha sido desmentido a La Gaceta por fuentes policiales que aseguran que Lanza tiene la doble nacionalidad, pero que es chilena y española. Y no es la única falsedad. Desde el entorno del detenido se viene dando informaciones falsas sobre su pasado. El único objetivo es el de desviar la atención para que nadie recuerde que la víctima fue asesinada por llevar unos tirantes con la bandera de España.

3.- Ocultar la identidad del agresor

Desde que a primera hora de la mañana del pasado lunes se empezara a dar información con cuentagotas sobre la agresión que había dejado en estado de muerte cerebral a Laínez, desde el Ministerio del Interior se evitó dar la identidad del supuesto agresor detenido. Y cuando empezaron a darse datos se dieron las iniciales. Curiosamente primero se dieron mal ¿un error? No, porque cuando los medios de comunicación conseguimos la identidad del agresor cambiaron los datos en su segunda nota de prensa, sin ninguna mención al cambio de iniciales.
Todos los medios publicaron que se había detenido a un individuo llamado R.L.I. y en ningún caso se dio su identidad. Es más, se ocultó que el mismo lunes había sido detenida una segunda persona para ser interrogada por su relación con la agresión. Interior solamente cambió las iniciales por las reales, R.L.H. cuando ya muchos medios llevábamos el nombre del detenido.

4.- Blanquear al culpable

Tras conocerse la identidad del detenido por la agresión de Laínez, desde los medios más afines a la izquierda española empezaron a publicarse informaciones que señalaban que su anterior condena, por dejar parapléjico al guardia de Barcelona, había sido fruto de un “montaje policial y judicial”.
Es más, todos estos medios se hicieron eco rápidamente de documentales, programas y conferencias en las que se le había dado voz a Lanza para que defendiera su versión frente a la decisión judicial. Un intento claro de señalar que era una víctima, no un culpable. Generar una corriente de opinión dentro del sector más radicalizado de la opinión pública -y en el no tan radical- que pensara que si se había “manipulado” una vez, no era extraño que esto sea una manipulación.

5.- Criminalizar a la víctima y a quienes cuentan la verdad

Es uno de los puntos más crueles e injustos de toda esta planificación. Se trata de buscar antecedentes en la vida de la víctima para que el asesinato quede justificado. Como si un asesinato de estas características pudiera tener justificación. Encontraron que durante muchos años Laínez había militado en Falange Española de las JONS, y encontraron su presa. Ninguno de los medios o responsables políticos que han hecho referencia a ello, salvo honrosas excepciones, ha explicado que Falange es un partido legal, registrado como tal y que cumple escrupulosamente con la Leyy de Partidos.
Ya lo han señalado como “un fascista”, que además tiene fotos con gente que lleva simbología fascista. Para muchos esto es más que suficiente para que se merezca la brutal agresión de la que fue víctima. Y se encuentran comentarios como el de Oscar Reina, alias “el pancetas”, secretario general del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT). Declarado admirador del etarra Otegi, que no ha dudado en calificar el asesinato de Laínez como un acto de autodefensa frente a una agresión fascista:


Una opinión que retrata a quien la expresa porque justifica un asesinato por cuestiones ideológicas. Como él, muchos usuarios de redes sociales de marcada ideología ultraizquierdista han seguido el mismo argumento para criminalizar a la víctima.
A partir de ese momento, todo aquel que tenga la ocurrencia de señalar la mentira de este argumento y diferenciar claramente entre víctima y asesino, queda tachado de fascista, al igual que cualquier medio que mantenga la fidelidad a la realidad, alejándose de las manipulaciones.

6.- Señalar que los malos son los fascistas

Completa el paso anterior, porque desde los medios y políticos que se suman a esta manipulación, entre los que se encuentran muchos que no son de izquierdas, lo que denominan fascista está criminalizado per se. Mientras tanto, los radicales de izquierda son tratados con toda la cortesía política y profesional que son capaces de desarrollar.
Son los mismos medios de comunicación y políticos que jamás se hacen eco de los informes realizados por la Policía que señalan que la violencia protagonizada por la extrema izquierda duplica a la de la extrema derecha. Que existen más del triple de grupos anarquistas y comunistas violentos que del otro espectro ideológico y que por cada muerte a manos de un “ultra”, se producen en España tres a manos de un “antisistema”.
Con esta forma de actuar no consiguen sino animar a unos violentos que cada vez cuantan más con la impunidad que les da la protección de muchos medios de comunicación y de políticos. Una impunidad que les lleva a radicalizarse más en sus posturas violentas. Y una radicalización que les lleva a cometer cada vez más crímenes. La última víctima ha sido Víctor Laínez ¿quién será la próxima?


Esta forma de actuar ya está siendo denunciada en las redes sociales por algunos usuarios. No es nada nuevo, porque en España se lleva padeciendo muchos años. Pero quizá denuncias como esta y las que se encuentran en las redes sociales ayuden a parar el blanqueo de unos crímenes que, por lo que parece, no se van a detener.
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