“La izquierda iberoamericana está histérica con la Carta de Madrid”, me escribe un amigo venezolano exiliado en Colombia. Muy cierto. La izquierda está confundida y muy irritada con la Carta de Madrid, con el Foro de Madrid, con la Fundación Disenso y por supuesto con VOX. No lo esperaban. Y tienen la piel muy fina. Lo que tanto contrasta con la brutalidad criminal que despliega esta misma izquierda que siempre promete paraísos y nunca genera otra cosa que monstruosos infiernos que devoran a pueblos enteros y generaciones.
La izquierda tenía un plan para hacerse con toda Suramérica, muy confiada de que Centroamérica ya ha caído en sus manos. Como se jacta Nicolás Maduro públicamente: “El plan va para adelante. Todo lo que se ha propuesto el Foro de Sao Paulo se cumple y avanza”. Tienen motivos para el optimismo, porque las fuerzas adversarias del rodillo socialcomunista, en Perú o Chile, en Colombia o Bolivia, en Ecuador o Argentina, están aisladas en su país y hacen sus luchas en solitario, mientras su enemigo cuenta con una colosal infraestructura internacional e infinita disponibilidad de dinero del narcotráfico.
Los comunistas españoles de Podemos tienen dinero de Chávez y Maduro, igual que Correa tenía dinero del ELN y de las FARC, los terroristas libaneses al servicio de Irán tienen dinero de todos y reparten y blanquean a su vez dineros de la droga de Evo Morales o los cárteles de todos los países. Ellos tienen esa internacional comunista enganchada a la inyección permanente de miles de millones de la droga que ellos mismos introducen en EEUU, Europa y Asia.
Los estados democráticos apenas tienen unas fuerzas de seguridad muchas veces maniatadas y acosadas por unos medios entregados a la izquierda por convicción o dinero. Así, los estados democráticos muchas veces son incapaces de hacer llegar al mundo la verdad de los hechos mientras las fuerzas criminales de la izquierda tienen un gigantesco aparato propagandístico con infinidad de sinergias que imponen su versión falsaria y manipuladora de los hechos a todos los medios del globo. Un dolorosísimo ejemplo de ello fueron los bloqueos en Colombia hace unos meses. En todo el mundo solo se distribuyó una versión de los hechos que fue la de Petro, es decir la de las FARC, la de Maduro y todas las fuerzas concentradas en destruir la democracia colombiana en las próximas elecciones.
Pero ahora las izquierdas iberoamericanas y los mandos del Foro de Sao Paulo en La Habana, en Miraflores y demás sedes del G2 por el continente, se enfrentan con estupor a algo que no esperaban. De repente, se ha puesto de moda entre ciertos americanos, aún no muchos, una pequeña fuerza política española decidida a decir la verdad y que no tiene miedo a romper los tabúes que la izquierda ha logrado imponer en gran parte de Occidente. Con las mismas palabras que utilizó San Juan Pablo II en su primer viaje a Polonia en 1979 y que llevaron en diez años al levantamiento democrático anticomunista en toda Europa oriental y poco después al hundimiento de la URSS. “No tengáis miedo” y “No resignéis”. El mero hecho de pronunciarlas bien alto ha demostrado que todas las sociedades iberoamericanas están llenas de gente con ganas de escuchar la verdad y decirla y liberarse de una vez para siempre de los eufemismos que utilizan las fuerzas resignadas a vivir bajo la supremacía del socialismo. De repente se habla en todas las redacciones de la Carta de Madrid que el líder de VOX, Santiago Abascal, lanzó como gran iniciativa para una alianza antisocialista y antinarcocomunista. No es una propuesta ideológica. Es un llamamiento a la defensa de la sociedad occidental, de los valores de nuestra civilización y por la firmeza en la lucha por la verdad y la democracia. Y la Carta de Madrid se ha convertido ya en la bestia negra de narcocomunistas y de todas las fuerzas políticas que medran a su cobijo como aliados o falsos adversarios.
Se vio de forma espectacular en la visita que hizo a la Ciudad de México Santiago Abascal en septiembre. Por supuesto que hay miedo, tanto a la violencia criminal de la izquierda en muchos países como a las jaurías mediáticas. Es comprensible, porque estas pueden causar la muerte civil a muchos de forma impune, destruir existencias. Pero también es cierto que cada día hay más valientes que se sienten atraídos por esta propuesta de una regeneración política, cultural y moral común bajo el manto protector de una comunión hispana que diga la verdad sobre el pasado y el presente y se comprometa con una gran propuesta de vida en prosperidad y libertad para el futuro.
Desde hace medio siglo, las fuerzas conservadoras y defensoras de los valores cristianos y occidentales no han hecho sino concesiones permanentes y retiradas de todos los ámbitos de la sociedad. No fueron derrotadas, porque no hubo batalla. Se entregaron por cobardía, por pereza, por codicia, por indolencia, o por todo ello a la vez. Creyeron que ellos podían dedicarse al dinero y la comodidad, mientras la izquierda se dedicaba a las ideas, a la educación, la universidad, a la comunicación y la cultura. Y medio siglo después las hormigas rojas de la izquierda lo tienen todo para quitarle a la cigarra conservadora y hedonista hasta el violín. También el dinero. Cuando no la vida.
De repente hay una fuerza española que traslada a todas las fuerzas afines en países hermanos ese mismo mensaje de esperanza que es para toda la Iberoesfera. Es el mismo mensaje para España que comparte con las democracias iberoamericanas la tragedia de asistir, desde hace lustros, impotente, a la labor del rodillo desestabilizador de los agentes comunistas que despliegan violencia y mentiras para destruir democracias y fortalecer dictaduras. La democracia española ha sido secuestrada como lo están siendo de una forma u otra muchas democracias americanas. Y los secuestradores son los mismos que secuestran, reprimen, prometen libertad y prosperidad y después encarcelan y reparten miseria, hambre y dolor. Son los que comparten encuentros, planes, blanqueos de dinero, multinacionales legales y contratos legales e ilegales, intercambios de comisiones colosales, minas de oro, toneladas métricas de cocaína y sobre todo objetivos, la creación de un espacio totalitario gobernado por el crimen organizado bajo banderas ideológicas de la izquierda. Eso es el Foro de Sao Paulo, el Grupo de Puebla y todas las franquicias y redes de agentes que han permeado todas las instituciones y estructuras en América y, con España de cabeza de puente trasatlántica, ya avanzan por Europa.
Pues sí, estos que se creían solos en el tablero internacional y con tanto dinero como disponen a salvo de todo reto político más allá de ir quebrando las instituciones y las leyes de los diversos países convertidos en objetivos, se han encontrado con la sorpresa de una propuesta internacional de un partido nacional con VOX. Y el éxito que está teniendo los tiene sorprendidos y preocupados. Lo demuestran a diario, con mucha hipérbole de odio y descalificación, tantas veces mentirosas y ridículas hasta el absurdo, como es propio de los escribidores comunistas.
Ahora, con el documental de la Fundación Disenso omnipresente en las redes de todo el mundo y muy en especial en Iberoamérica, el nerviosismo se ha disparado. Porque todos pueden ahora comprobar que la presencia de VOX en los países hermanos en América tiene ya una repercusión real y palpable sobre la realidad. Y es que de repente se siente que hay refuerzos para la defensa de la verdad frente a las colosales baterías de mentiras, eufemismos falseadores y fraudes del Foro Sao Paulo y todas las fuerzas de izquierda del narcocomunismo, otrora llamado Socialismo del Siglo XXI.
El documental “Desenmascarando al Foro de Sao Paulo” ha tenido una soberbia acogida. Pero es solo una breve producción para abrir también la fase de producción de contenidos audiovisuales que puedan llevar la verdad y la denuncia, las propuestas y la esperanza hasta los últimos rincones de la Iberosfera. Hay que informar sobre las amenazas y todas las tropelías de los malos que tantas veces se ocultan en los medios de comunicación cómplices, vendidos o meramente acomodaticios y prudentes o cobardes, según guste decirlo. Pero hay que informar también sobre los avances y las acciones y los planes de los buenos, de todos esos millones de ciudadanos iberoamericanos que aman la libertad y la verdad y están dispuestos a luchar por conseguir que sean los dos fundamentos de la convivencia en su patria.
En todos los países iberoamericanos, incluidos algunos en los que jamás ha habido ningún acto de VOX, se publican artículos de viejos izquierdistas o jovencitos ultracentristas expresando su preocupación por la irrupción en América de “la ultraderecha española”. Y le achacan al partido español todo tipo de oscuras intenciones de conquista. En Perú o México, en Bolivia o Ecuador no dejan de publicar artículos contra VOX hasta con paralelismos con los conquistadores. Ahí tienen al presidente López Obrador, campeón de los inmoderados, advirtiendo contra una nueva amenaza española, “los nuevos conquistadores”, en una equiparación fallida que intenta insultar a unos y otros y fracasa con ambos.
Es lógico que estén sorprendidos y asustados. Durante décadas la izquierda ha estado acostumbrada a trabajar en sus redes internacionales muy consciente -y muy contenta- de que estaba sola en ese terreno. Porque las fuerzas de centro derecha han estado siempre centradas en su política nacional y tan solo han acudido al escenario internacional como una actividad protocolaria y un recurso de prestigio cosmopolita. En los momentos de gran peligro y amenaza, las fuerzas anticomunistas en los diversos países se han visto solas mientras sus enemigos estaban viendo acompañados, asesorados y financiados por sus correligionarios de ambos lados del Atlántico. Ahora eso va a cambiar.
Las fuerzas democráticas y nacionales, dispuestas a batirse para acabar con la amenaza permanente a vidas, hacienda y futuro que supone el narcocomunismo y sus cómplices, sabrán que tienen fuerzas hermanas en todos y cada uno de los países de la Iberosfera. Con canales de información, de contacto, de formación y de contenidos debemos poder defender a todas las democracias que estén en peligro y apoyar con eficacia a los demócratas en las dictaduras narcocomunistas. Para lograr acabar con ese insulto a la Hispanidad, a América entera y a Europa que supone que estas dictaduras sigan protegidas y hasta financiadas de forma inaudita por democracias americanas y europeas.
Los enemigos de la libertad y la verdad están desagradablemente sorprendidos por la irrupción de VOX en su hasta ahora plácida actividad de matonismo frente a unos adversarios tímidos, maleables e intimidados. Han visto que la cosa puede ir en serio. Están viendo que Bolsonaro no solo resiste a las universales maniobras de manipulación y mentiras de sus enemigos, sino que en todos los países americanos surgen nuevas posiciones de demócratas con valores y con firmeza en convicciones y actitud. Les aterra la sola mención de que exista una fuerza equivalente de signo contrario, porque saben que ése es el antídoto contra el Foro de Sao Paulo, al Grupo de Puebla y todos los que medran tras estas pantallas.