«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Mientras pp y psoe amagan con llegar a un acuerdo

La consolidación de VOX, el voto contra las élites, el fracaso de los ‘Tezanos’… nueve conclusiones de las elecciones en Castilla y León

VOX celebra el histórico resultado en Castilla y León. Twitter

Los vientos de la historia son favorables a VOX, y eso que -así lo dicen los números- no lidera la oposición. La teoría demuestra que quien está al frente de la misma está llamado a beneficiarse de un Gobierno a la deriva aunque sólo sea por inercia. Fue el plan que llevó a Mariano Rajoy a la Moncloa y que ahora replica Pablo Casado. El problema para este último es que se enfrenta a una España totalmente distinta, un país que en apenas 10 años ha sufrido dos grandes crisis económicas, un golpe separatista en Cataluña y ha fulminado al bipartidismo, fenómeno que aquí ha tardado más en llegar que al resto de naciones europeas donde los viejos partidos hacen malabares para mantenerse en el poder, a veces pactando en una gran coalición como en Alemania.

A priori esta posibilidad se antoja lejana en un Gobierno nacional, pero ya no cabe descartarla después de que este lunes el PP confirmara que no quiere gobernar con VOX y de que el socialista Óscar Puente propusiera la abstención de su partido en la investidura de Mañueco. La prioridad del PP, sostiene Fernández Mañueco, es mandar en solitario e incluso negociar con el PSOE, con el que tratará de saber «cuál es su voluntad y la capacidad de poder llegar a un acuerdo». 

Más allá de lo que den de sí esas negociaciones, el resultado de las elecciones en Castilla y León confirma lo siguiente:

1. VOX se consolida como gran partido nacional con un discurso e ideas reconocibles en cualquier parte del territorio nacional. Es una de sus mayores virtudes, decir lo mismo en Canarias, Andalucía o Cataluña. Tras 40 años de bipartidismo, autonomismo y todo tipo de cesiones y pactos con partidos separatistas, la irrupción del partido de Abascal ha recuperado algo tan sencillo que hoy parece revolucionario: todos los españoles tienen los mismos derechos, sus problemas particulares son los de toda España y no hay ninguna región por encima de otra. El agravio que sufren quienes viven en regiones -leales con el Estado- como Castilla y León, Extremadura o Andalucía lo han manifestado cientos de miles de castellanos y leoneses (y no sólo los que han votado a VOX, sino también a Soria Ya) hartos de que se castigue la lealtad y se premie el chantaje y la secesión. 

2. Se diluye el efecto de la estigmatización contra VOX. «Que viene el fascismo» ya no es una táctica efectiva para aglutinar una mayoría en las candidaturas de izquierdas. El antifascismo no es un programa político como erróneamente cree Pablo Iglesias, que en la noche de las andaluzas de diciembre de 2018 declaró la «alerta antifascista» contra VOX y en mayo de 2021 se presentó a las madrileñas bajo el lema «fascismo o democracia» embarrando la campaña con la misteriosa aparición de unas balas que supuestamente amenazaban de muerte a varios ministros. Las bravuconadas de Iglesias sólo le sirvieron para movilizar a sus cachorros más violentos (Vallecas), pero no para crear un proyecto serio ni tan siquiera aprovechar su paso por el Gobierno para resolver los problemas de la gente. A pesar de que la mayoría de los medios de comunicación participa con entusiasmo de esta estigmatización, la realidad es que el partido de Abascal crece en cada elección y territorio. En Cataluña, donde el PSC es el mayordomo del separatismo, VOX es ya el primer partido nacional por encima de PP y CS. En definitiva, “que viene el fascismo” es un espantajo que ya no asusta -no puede hacerlo- a quienes sólo tiritan de verdad cuando llega la factura de la luz, van a repostar a la gasolinera o ven que sus hijos padecen el paro juvenil más alto de la UE. 

3. La izquierda tiene el BOE, ¿a quién puede culpar ahora? La última vez que la izquierda sacó a los jóvenes a la calle fue para protestar por la encarcelación del rapero Pablo Hasél y contra la homofobia en Malasaña (aunque se demostrara que fue un bulo). Otros hitos recientes son la huelga de juguetes para luchar contra el sexismo o el ataque del ministro de consumo, Alberto Garzón, contra los ganaderos al asegurar que la carne española era de mala calidad. Sánchez llegó a la Moncloa en 2018 y desde entonces, covid mediante, la situación de los trabajadores españoles es peor. Será difícil que olviden que en los peores momentos de la epidemia el Gobierno del PSOE y Podemos les prohibió trabajar sin indemnizarles al tiempo que Sanidad inyectaba 5 millones de euros en los principales periódicos españoles en la inolvidable campaña “salimos más fuertes”. Por mucho que la propaganda venda a Yolanda Díaz como la ministra de los trabajadores, su reciente reforma laboral pactada con la CEOE hubiera suscitado una huelga general de los sindicatos de clase si a la izquierda le hubiera tocado estar en la oposición.

4. Voto contra las élites. Castilla y León confirma una tendencia que no es exclusivamente española: hay un hartazgo contra las élites. Millones de ciudadanos en todo occidente sienten un profundo desprecio hacia las élites políticas, económicas y culturales por el abandono al que les han sometido. Los problemas que denuncia la agenda globalista (cambio climático, la opresión de la mujer, racismo, homofobia…) no son los mismos que sufren ellos (desindustrialización, desempleo, ataque al sector primario y el modo de vida tradicional…). La victoria de Trump, el Brexit, el liderazgo de Orban y el auge de partidos como VOX, Fratelli d’Italia, Chega o la plataforma Reconquista de Zemmour en Francia, confirman esta rebelión en todo occidente contra quienes favorecen la inmigración masiva e ilegal y el fin de las soberanías nacionales. 

5. VOX tiene claro su rumbo, ¿y el PP? Casado voló los puentes con VOX en la moción de censura contra Sánchez de octubre de 2020. Desde entonces Casado se ha referido al partido al que le debe el poder en Andalucía, Murcia, Madrid como “extrema derecha”, lo ha relacionado con el asalto al capitolio de EEUU y ha afirmado que sus ideas “son incompatibles con los principios que construyeron Europa”. Es decir, si el PP sigue este rumbo inevitablemente no podrá gobernar con VOX en ningún sitio y, por tanto, deberá buscar la abstención del PSOE. 

6. VOX reclama por primera vez su derecho a entrar en un gobierno. El partido de Abascal, por el contrario, da un paso adelante y reivindica por vez primera entrar en un gobierno. Su candidato Juan García-Gallardo lo confirmó el lunes: «Un votante de VOX no vale menos que el votante de cualquier otro partido, se llame como se llame; que pierdan toda esperanza, no vamos a regalar nuestros votos; o cambia el rumbo de Castilla y León o no vamos a facilitar ningún gobierno». La pelota está en el tejado de Génova 13.

7. Los Michavilas de izquierdas y los Tezanos de derechas vuelven a fallar. Y siempre minusvalorando las opciones de VOX. Si el fallo es sistemático y sólo lo sufre el mismo partido, entonces los responsables de las empresas demoscópicas no buscan conocer la opinión de los españoles, sino orientar el voto. El 7 de febrero Gad3 (Narciso Michavila) publicaba una encuesta en la que otorgaba al PP el 36,1% del voto en Castilla y León, el 28,9% al PSOE y el 15,1% a VOX. El resultado final confirma el habitual sesgo de Michavila en favor del PP, al que le otorgó casi 5 puntos más (31,43%), uno menos al PSOE (30,05%) y 2,5 menos a VOX (17,64%). Michavila miente, no los votantes. Así lo afirmó él mismo el 14 de abril de 2019 en una entrevista en Eldiario.es: «Cuando una encuesta falla, y fallar es irse más de dos puntos, quien miente no es el votante, es el responsable de la encuesta». Lo mismo puede decirse de Sigma Dos, que  publicaba el 6 de febrero este sondeo: PP 36,5%, PSOE 29,4% y VOX 12,8%; y del CIS de Tezanos: PSOE 30,1%, PP 29,7% y VOX 11%. 

8. Voto útil, esfuerzo inútil. Apelar al voto útil sin explicar qué harás con él parece un mensaje gastado. Las apelaciones del PP al voto útil y a que los votantes de VOX «vuelvan a casa» sin ofrecerles ninguna idea atractiva es un error mayúsculo. España ha cambiado y el bipartidismo ha muerto. Creer que el partido se juega en ese marco mental demuestra un desprecio absoluto hacia los millones de votantes que una vez le votaron y creen que tendrían que volver a hacerlo porque en el fondo les pertenecen. Casado lanzó un mensaje muy claro en el cierre de campaña. O ellos o el caos. «El PP es la alternativa eficaz, moderada, sensata y tolerante; por eso decimos claramente que quien quiera que gobierne el Partido Popular solo puede votar al Partido Popular». Teodoro, por su parte, filtró a última hora las intenciones de Génova: mejor entregar Castilla y León al PSOE que gobernar con VOX. Los mensajes apocalípticos -que siempre evidencian la falta de programa propio- tienen cada vez menos efecto.  

9. Confirmación de los regionalismos y provincialismos, ¿por España o contra ella? Soria Ya, Unión del Pueblo Leonés y Por Ávila irrumpen o se mantienen en el mapa regional de Castilla y León, lo que revela un voto de castigo contra los partidos tradicionales a los que se acusa -con razón- de ser los causantes de problemas como la despoblación, la desindustrialización o la falta de servicios públicos de calidad. A partir de aquí, ¿qué se puede esperar de estos partidos? El ejemplo de Teruel Existe es desalentador: propició el Gobierno de Sánchez con todos los enemigos de España a cambio de un puñado de monedas de oro. O sea, que reivindicaciones justas y legítimas acaban absorbidas por la lógica autonomista del 78 de erosionar la soberanía nacional. Una doble tragedia que sólo se superará abordando los problemas locales como nacionales.

.
Fondo newsletter